sábado, abril 27, 2024
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La UNESCO contra el bullying

El trabajo en las aulas puede combatir los discursos de odio, asegura la UNESCO: el bullying, la incitación a la violencia y la discriminación son parte de una problemática mundial que se enfrenta actualmente; sin embargo, las escuelas son espacios donde se puede abonar una solución a través de contenidos y enfoques que se imparten.

La educación, los docentes y las aulas escolares desempeñan un papel crucial en la lucha contra la incitación al odio, un fenómeno nocivo para nuestras sociedades cuya propagación se ha acelerado en los últimos años con el uso de las redes sociales.


En el Día Internacional de la Educación, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) dedica esta celebración de 2024 al papel crucial que desempeñan la educación y los docentes en la lucha contra la incitación al odio, un fenómeno nocivo para nuestras sociedades cuya propagación se ha acelerado en los últimos años.

De acuerdo con la organización internacional, más del 30% de los alumnos en el mundo han sido víctimas de acoso, lo cual provoca consecuencias en su rendimiento escolar, salud física y mental. Con el fervor de las redes sociales, un 67% de los usuarios de Internet declararon haberse encontrado con discursos de odio en línea y que el 85% expresó su preocupación por el impacto y la influencia de la desinformación en sus conciudadanos, considerándola una amenaza real que puede desestabilizar las sociedades.

¿Qué es un discurso de odio?

Según el organismo, un discurso de odio es cualquier forma de comunicación de palabra, por escrito o a través del comportamiento, que sea “un ataque o utilice lenguaje peyorativo o discriminatorio en relación con una persona o un grupo sobre la base de quiénes son o, en otras palabras, en razón de su religión, origen étnico, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otro factor de identidad”.

El discurso de odio puede crear estereotipos, estigmatizar y utilizar un lenguaje despectivo. La Unesco recalcó que a menudo este tipo de discurso se utilizan como base de teorías conspirativas, así como de desinformación, negación y deformación de acontecimientos históricos como el genocidio.

La organización internacional apuntó que es a causa de estos discursos de odio que apuntan a comunidades específicas y las convierten en “chivos expiatorios” se han amplificado cada vez más en las redes sociales y otras plataformas en línea.

Los discursos del odio violan los derechos humanos fundamentales de las personas a las que va dirigido. Si bien muchas personas consideran que sólo emiten su opinión (la cual puede ofender, escandalizar o molestar), la delgada línea entre uno y otro se recalca en que las opiniones no incitan a la violencia, la hostilidad y la discriminación.

¿Cómo mitigar los discursos de odio en las escuelas?

En la educación y mediante ella, los docentes pueden contribuir a la mitigación y erradicación de este tipo de discursos para trazar una línea entre los insultos y el discurso de odio, así como ayudar a los estudiantes a comprender las consecuencias y la repercusión de sus palabras y acciones en otras personas.

Contrario a lo que se puede anticipar, desalentar la difusión de discursos de odio no impide la libertad de expresión. Al contrario, la educación puede ayudar a defender este derecho fundamental al fomentar el respeto, la comprensión mutua y un sentimiento compartido de humanidad.

Los estudiantes necesitan ser formados para que comprendan los mecanismos que sustentan el funcionamiento de los medios de comunicación y las plataformas digitales y detectar las tácticas persuasivas que suelen utilizarse para difundir teorías conspirativas y otras formas de desinformación.

Está demostrado que el desarrollo de las competencias mediáticas e informativas les hace menos proclives a las ideas excluyentes y de violencia extrema. Los docentes, por su parte, sacan provecho de estos debates para comprender mejor y reflexionar sobre las experiencias que los educandos sacan del mundo digital, donde los contenidos de odio son más virulentos que nunca.

¿Cómo crear un sentimiento de pertenencia alternativo?

Para complementar las intervenciones curriculares, es necesario instaurar un ambiente seguro, afectuoso, inclusivo y colaborativo en las aulas. Dado que el odio puede generar un sentimiento de propósito y pertenencia, es crucial invertir en la creación de un sentimiento de comunidad dentro y fuera de las escuelas e integrar las perspectivas ausentes en el proceso educativo.

Los programas que favorecen la educación para la ciudadanía mundial y promueven prácticas colaborativas, culturalmente adaptadas e integradoras pueden ayudar a desarrollar las competencias y los conocimientos necesarios para aceptar las diferencias y participar respetuosamente en una sociedad diversa.

El aprendizaje social y emocional proporciona herramientas y técnicas prácticas que los docentes pueden utilizar para fomentar el sentimiento de pertenencia entre los educandos. Mediante el uso de estudios de casos y escenarios de la vida real para debatir acerca de situaciones controvertidas y diferentes puntos de vista, los educandos son capaces de manejar el estrés y las emociones negativas, reconocer sus fortalezas y debilidades, y solucionar conflictos.

Fuente: Valeria González para www.infobae.com

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