La sociedad moderna está atravesando tiempos de cambios acelerados donde el conocimiento evoluciona muy rápido. IBM estimó, basado en las tecnologías que se están implantando, que el conocimiento humano se duplicaría una vez cada 12 horas en el 2020. Así, surge la necesidad de incentivar el aprendizaje permanente, a fin de mantenerse al día y no quedar obsoletos nunca.
Aunque el concepto de aprendizaje permanente no es nuevo, ha resurgido como una respuesta adaptativa a la vida laboral actual, mucho más longeva, cambiante e impredecible que hace un par de décadas atrás. Al día de hoy, los datos indican que los primeros baby boomers han debido pasar en promedio por 12 cambios de trabajo hasta llegar a la edad jubilatoria. En esta línea, se estima que los millennials deberán prepararse para 20 o 30 transiciones laborales en el futuro.
Bajo este panorama, la clave para mantenerse competitivo en la fuerza laboral y en los trabajos venideros, es pensarse a sí mismo no como un simple trabajador, sino como un trabajador que estudia, o un estudiante que trabaja. Es decir, como una persona que está en una simbiosis entre trabajo y estudio, con el fin de seguir creciendo y mejorando continuamente. Esta es una de las filosofías que nos define en Griky: aprendizaje en el flujo de la vida.
Factores que han incidido la creciente importancia del aprendizaje permanente
Son varias las causas que exigen que el aprendizaje impartido en las instituciones educativas en la actualidad no sea episódico, sino continuo y de por vida. Veamos algunas de ellas:
- Velocidad del conocimiento. Este fenómeno producto de la Era Digital supone que el 25% de lo que sabemos en el presente se convierte en irrelevante luego de dos años, produciendo un deterioro del conocimiento y una necesidad de actualización continua. Específicamente se estima que la vida media de un título de ingeniería es de 2 años.
- Mayor esperanza de vida y jubilación más tardía. Al día de hoy, han surgido nuevos patrones de carrera y vida laboral, en los que la secuencia tradicional educación-trabajo-jubilación, ha sido reemplazada por múltiples entradas y salidas del mercado laboral. Esto significa que la educación formal tradicional (educación secundaria y superior) que usualmente finalizaba a los veinte y tantos años, ya no será suficiente para triunfar en el mercado laboral.
- La Cuarta Revolución Industrial y el futuro del trabajo son mucho más que palabras en tendencia. Está ocurriendo y afecta a cada uno de los individuos. Las tecnologías y la Inteligencia Artificial (IA) ocupan un rol fundamental por lo cual, implica que los trabajadores deben fortalecer esas habilidades más “humanas” para mantenerse relevantes. También leer: Las 5 habilidades más demandadas en la era del trabajo remoto
El mercado laboral y las tendencias de contratación en las empresas están cambiando. Cada vez son más frecuentes las empresas solicitando a los potenciales empleados demostrar sus habilidades en lugar de simplemente sus títulos y credenciales.
A partir de esta nueva perspectiva, se les presenta a las universidades un nuevo desafío. Ya no es suficiente ser los lugares donde se imparten programas de aprendizaje formal. Hoy más que nunca, resulta imprescindible que las universidades se enfoquen en innovar, reestructurar y reorganizar los conocimientos fragmentados en un todo coherente y aplicable en la vida diaria. Deben ser lugares donde el aprendizaje sea diseñado y analizado teniendo en cuenta la realidad laboral actual.
Sin ir más lejos, una situación que ocurre cada vez con mayor frecuencia, es que las transiciones que ocurren entre puestos de trabajo, empleos y formación, deben ser gestionados por los propios individuos. Esto presenta una excelente oportunidad para que las universidades desarrollen propuestas flexibles que apoyen a las personas a enfrentar tales transiciones a largo plazo.
Este gráfico extraído de Stephen Harris, Learnlife demuestra cómo el cambio será de las tres transiciones de aprendizaje notables de aprendizaje primario, secundario y terciario (en rosa), a un nivel de aprendizaje elevado y consistente durante una vida útil de 60-70-80 años.
Cambios que pueden realizar las universidades para reiventarse y convertirse en formadoras de aprendices de por vida
Son varios los desafíos que se les presentan a las universidades para adaptarse a las demandas laborales actuales y futuras. Para formar estudiantes para toda la vida que puedan responder adecuadamente a los trabajos del presente y del futuro, es fundamental que realicen ciertos cambios en sus estructuras tradicionales, cada vez más obsoletas.
1. Experiencias de aprendizaje flexibles, dinámicas y personalizadas
Hoy en día, cuando los estudiantes tienen veinte y tantos años, su educación formal finaliza y se asume que su preparación es suficiente para el resto de sus vidas. Sin embargo, resulta poco realista pensar que en estos tiempos de evolución y cambios veloces, las universidades proporcionen a sus estudiantes los conocimientos y habilidades necesarias para enfrentarse adecuadamente a los desafíos y oportunidades del próximo medio siglo en sólo 4 (o menos) años.
Proporcionar el conocimiento adecuado en el momento adecuado beneficiará tanto a la sociedad como a las universidades. Por lo tanto, es fundamental diseñar un sistema educativo integrado con las tecnologías, en el que se brinde educación cuando la gente la necesite (on demand). Los objetivos de la educación superior en general deben estar orientados en proporcionar un conjunto de ofertas más adaptables y flexibles que acompañen y enriquezcan la experiencia de aprendizaje de los estudiantes a lo largo de la vida, incluso ( y hasta más) luego de egresar.
En este contexto, cobra protagonismo el aprendizaje no lineal y de por vida. Para complementar los largos planes de estudio tradicionales, el aprendizaje permanente y no lineal surge como una propuesta prometedora, centrada en los estudiantes, en qué cada persona elige el contenido a estudiar según sus necesidades.
2. Renovación de programas y contenido: Desarrollo de habilidades humanas
Atrás quedaron los días en los que los requisitos de un puesto de trabajo eran estables e invariables por mucho tiempo. El futuro del trabajo es ágil y cambiante y requiere que los individuos desarrollen nuevas habilidades de forma constante. Es necesario que las universidades tomen nota de esta cuestión y adapten el contenido de los currículos académicos a las nuevas demandas del mercado de trabajo y además hacer énfasis en la adquisición de habilidades específicas:
- Diversificar las ofertas educativas – ofrecer cursos cortos enfocados en habilidades específicas: Aunque los títulos universitarios de cuatro años o más son un poderoso respaldo de las habilidades, conocimientos y determinación de un individuo, no son la única opción para algunas poblaciones estudiantes. Los estudiantes “no tradicionales” por ejemplo prefieren opciones más flexibles y adaptadas a su contexto, como un título de 2 años y/o elegir micro cursos en habilidades específicas para aplicar a la brevedad en su trabajo.
- Ampliar plan de estudios y diseñar títulos integrales: La mayoría de los trabajos del futuro serán trabajos híbridos que enfatizan en la perspectiva que ofrecen los cursos de humanidades junto con un sólido conocimiento de las tecnologías emergentes. Muchas universidades ya han tomado nota de esto y han comenzado a ofrecer títulos interdisciplinarios que se adaptan a un mundo laboral que requiere de más inteligencia emocional y habilidades relacionadas con la IA. Incluir en los nuevos planes de estudio la competencia cultural y un conocimiento intensivo de la ciencia de los datos generan habilidades imprescindibles para los graduados de hoy y del mañana.
3. Diseñar nuevos formatos de programas que se adapten a diferentes perfiles de estudiante
Para adaptarse a las demandas actuales, es fundamental que las universidades incluyan ofertas educativas breves y específicas (por ejemplo, certificados y otras microcredenciales).
¿Qué son las microcredenciales?
Se trata de certificaciones (principalmente digitales) que se alcanzan en el corto plazo y que dan cuenta que una persona ha cumplido con ciertos requisitos, logrando dominar una habilidad o área de conocimiento específica. Al estar centradas en habilidades específicas y orientadas al trabajo, las microcredenciales resultan sumamente beneficiosas para aquellas personas que están interesadas en el aprendizaje continuo o que desean adquirir una habilidad particular. Por ejemplo, los certificados compuestos por cursos masivos abiertos en línea (MOOC, por sus siglas en inglés) pueden considerarse un tipo de microcredencial. Cabe aclarar que el uso y la definición de las microcredenciales varían según las jurisdicciones, pudiendo implicar diferencias en cuanto a la duración, costos, formas de evaluación, autenticación, etc.
Algunas acciones que pueden empezar a implementar las universidades al respecto son:
- Desarrollar cursos online cortos que conduzcan a un certificado.
- Crear programas para desarrollar habilidades “core skills” requeridas para una promoción o un giro profesional.
- Ofrecer MOOC gratuitos (cursos masivos abiertos en línea) con el fin de medir el interés del alumnado en un campo determinado.
También leer: Microcredenciales y su impacto en la educación superior
4. Incursionar en nuevos modelos de negocio
Los tiempos de COVID-19 han llevado a muchas instituciones educativas a realizar ajustes en su forma de operar, cambios que representan oportunidades de crecimiento y eficiencia.
Según la revista FuentiTech, muchas universidades ya están comenzando a explorar nuevos modelos de negocios:
- El 48% del staff universitario dijo que las instituciones están invirtiendo en nuevos modelos comerciales enfocados en más opciones de aprendizaje a tiempo parcial.
- El 33% del staff universitario dijo que su institución está invirtiendo en un nuevo modelo comercial centrado en la educación gerencial.
- El 29% del staff universitario dijo que su institución está invirtiendo en un nuevo modelo de negocio centrado en credenciales y/o microcredenciales.
La oportunidad es clara para que las universidades formen alianzas con plataformas y grupos y así descubran nuevos modelos comerciales para interactuar con los estudiantes adultos de manera diferente que antes y ofrecer rutas más modernas, adaptadas a las nuevas necesidades y tipos de estudiantes.
Conclusión
Hasta ahora, los modelos tradicionales de enseñanza y aprendizaje se han adaptado poco o nada a las cambiantes demandas de los estudiantes y las necesidades del mercado laboral. Cada vez son más las críticas que reciben las universidades que sostienen modelos de programas tradicionales: programas largos e inflexibles, reconocimiento inadecuado del aprendizaje previo, innovación lenta o limitada en pedagogía, apoyos estudiantiles insuficientes para la preparación profesional, alineación débil con las necesidades del mercado laboral y un compromiso limitado con el aprendizaje en línea y digital. El desafío es claro.
A partir de estas faltas, se les presenta una gran oportunidad a las universidades para repensarse en tiempos donde se demandan con apremio los aprendizajes no lineales y más accesibles, y en donde puedan participar los diferentes tipos de estudiantes de manera integrada. El desarrollo de rutas más convenientes, específicas y personalizadas son fundamentales para lograr el éxito de una educación sostenible, centrada en el estudiante y de por vida.