Nicolás Trotta Ministro de Educación de la Nación: Contra el hambre, por la educación.

Definiciones del ministro de Educación Nicolás Trotta. “Después de la lucha contra el hambre, la educación tiene que ser la prioridad”. En diálogo con PáginaI12, el funcionario destacó la necesidad de recuperar la inversión y de garantizar la Ley de Educación Sexual Integral en todas las escuelas. Convocará a la paritaria docente y retomará la distribución de libros y computadoras. 

Nicolás Trotta define el objetivo de su gestión con una idea: que la escuela logre romper las desigualdades de cuna con que ingresan chicos y chicas. El modo en que piensa este cambio es la extensión de la escolaridad, de manera que los niños entren al sistema educativo en la sala de 2 o de 3 años. Y en el caso de los secundarios, que los colegios avancen hacia jornada extendida. Esta escuela que, anticipa, va a volver a distribuir netbooks y libros, a reimpulsar las escuelas técnicas, a pensar en modos de acompañar las trayectorias escolares de los alumnos de los sectores más vulnerados, es la misma que debe atender la urgencia más primaria de todas las posibles, la de dar de comer. “Tenemos que hacernos cargo de una realidad dual: enfrentar la emergencia y tomar medidas para reconfigurar la educación que queremos”, sostiene y destaca: “Tenemos 56 mil establecimientos educativos, no es que no tenemos ninguno, es un cambio de concepción del lugar del Ministerio”.

El nuevo ministro de Educación se niega a hablar de las maltratadas escuelas de 2019 en términos de “las escuelas que dejó Cambiemos”. “No somos la consecuencia de cuatro años de Macri, somos el resultado de los últimos cuarenta años”, indica. “Hubo un esfuerzo de toda la sociedad para interrumpir ese proceso de degradación de nuestra escuela, en las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner, que consiguió consensos muy importantes. La Ley de Educación fue un consenso importante, la Ley de Educación Técnica, la Ley de Financiamiento Educativo… el gobierno pasado las incumplió. La pregunta es por qué se interrumpieron esos consensos. Por qué leyes que fueron sancionadas por unanimidad no se cumplieron cuando cambió el gobierno, por qué nos llenamos la boca hablando de educación y después no se acompañan esos discursos con inversión. Por qué no se construyen consensos con toda la comunidad educativa, porque es imposible imaginar que podemos mejorar nuestra escuela peleándonos con los maestros o descalificando a los maestros.”

-¿Por qué la extensión de la escolaridad?

–Creemos en la escolarización temprana porque está comprobado que cuanto antes un niño o niña se escolariza mejor es toda su trayectoria educativa. Mucho más en un momento donde, con dolor, observamos que la escuela ha perdido la centralidad como espacio de transferencia y creación de conocimiento, para transformarse en un espacio de contención social. Superada la crisis, para lo que nosotros vamos a acompañar el Plan de Lucha Contra el Hambre, creemos que hay que apuntar a recuperar la centralidad en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Hay que cumplir con la universalización que plantea la ley, la obligatoriedad de la sala de 4 y de 5 años, y también avanzar en la sala de tres y dos años, comenzando donde hay más necesidad, en los lugares más vulnerables de la Argentina en términos de pobreza, porque donde hay más necesidad tiene que haber más Estado y más escuela. Es ahí donde queremos poner el foco.

–¿Y en el caso de la doble jornada secundaria?

–También queremos implementarla poniendo como prioridad aquellos sectores con mayor vulnerabilidad. Vamos a articular con entidades deportivas y centros culturales para que nuestros adolescentes estén tres o cuatro horas más en la escuela; queremos extender esta cobertura, que hoy ronda el 22 por ciento.

–Una de las promesas de campaña incumplidas por Mauricio Macri fue la construcción de tres mil jardines de infantes. Para alcanzar una mayor cobertura, se necesita una mayor infraestructura; ¿cómo se va a lograr esa mayor inversión, teniendo en cuenta las restricciones presupuestarias?

–Nosotros planteamos que hay distintas etapas. La primera es el diagnóstico; en un esquema de fuerte restricción fiscal y de una crisis económica social tan marcada, creemos que hay que institucionalizar la decisión del rumbo que queremos transitar. Por eso hemos planteado en la primera reunión del Consejo Federal de Educación acordar este objetivo central, que no sólo debe ser de un gobierno nacional sino que tener articulación con las 24 jurisdicciones educativas. Queremos un consenso con las 23 provincias y la Ciudad de Buenos Aires que nos permita la constitución de un fondo educativo para la universalización de la sala de dos y la sala de tres.

–¿De dónde saldrían los recursos para ese fondo educativo? ¿Esto acompañaría la Ley de Financiamiento Educativo?

–Hoy la Ley de Financiamiento Educativo en términos de inversión no se está cumpliendo.

–La ley dice que que un 6 por ciento del PBI debe ir a educación ¿Cuál fue la inversión en 2019?

–Del 4,9 o 4,8 por ciento, es decir que está debajo más de un 1 por ciento. Hay que tener en cuenta, además, que hablamos de un Producto Bruto Interno que se comprimió en los últimos cuatro años. O sea, la desfinanciación fue muy marcada. Se han abandonado programas centrales, como la formación docente, se abandonó la inversión en infraestructura. La construcción de nuevos establecimientos educativos es fundamental para estos dos objetivos de escolarización temprana y de jornada completa. También se abandonó el mantenimiento de las escuelas. Nosotros creemos que más allá de la meta de inversión en relación al PBI, hay que generar la institucionalización de un fondo para cumplir con estos objetivos estratégicos que ha trazado el propio presidente en su discurso ante la Asamblea Legislativa. Un fondo que puede ir siendo nutrido a partir del proceso de recuperación de la economía argentina.

— ¿De dónde surgirían los recursos?

–No es algo que esté definido todavía. Lo que sí hay, lo que hemos dialogado, es la necesidad de priorizar la inversión educativa en un contexto de fuerte restricción fiscal. La responsabilidad nuestra como Ministerio de Educación es que la agenda educativa tenga la centralidad que nuestra sociedad necesita. Luego de la lucha contra el hambre, contra esta pobreza que se ha multiplicado en la Argentina, la segunda prioridad debe ser sostener e invertir en las políticas educativas, como principal herramienta de ruptura de la desigualdad de origen que hoy tiene nuestra sociedad.

–¿Hay un plazo para recuperar ese 1 por ciento del PBI que hoy no se está cumpliendo?

-No tenemos un plazo determinado, llevamos dos semanas de gestión. Pero es una prioridad, consideramos que debe ser la agenda de cara al futuro. Si no se sostienen los procesos de inversión en infraestructura escolar, en formación docente, en la discusión de una política nacional educativa, es muy difícil cumplir los objetivos que nos hemos trazado.

–La desigualdad educativa está vinculada al acceso a la escuela y, además, a la trayectoria escolar de cada chico ¿Qué puede hacer el ministerio en este aspecto?

–Creo que esa es la pregunta de fondo de nuestro sistema educativo, cómo logramos reducir esa brecha de capital educativo y cultural con el que vienen cada uno de nuestros estudiantes. Lo podemos ver en los distintos niveles, en el inicial, el primario, el secundario e incluso en la universidad. Muchas veces el desgranamiento se termina dando en los sectores populares, con estudiantes que son la primera generación de sus familias en acceder a la educación universitaria. Ahí tiene que haber políticas pedagógicas de acompañamiento. Estamos promoviendo para los próximos meses programas específicos de terminalidad educativa, tanto en la escuela secundaria como en la educación universitaria. que nos permitan un trabajo muy focalizado para mejorar la terminalidad en sectores más vulnerables de la población, acompañando las políticas que o se han descontinuado o se han desfinanciado en la gestión última de Mauricio Macri, como ha sido por ejemplo el Progresar.

–¿Qué va a hacer el ministerio con el Progresar? Los valores de las becas, por ejemplo, quedaron muy retrasados.

–Creemos que es una herramienta indispensable y estamos trabajando con las distintas áreas del Gobierno Nacional para ver qué herramienta específica utilizar. Vamos a iniciar una política muy focalizada, dada la realidad fiscal de la Argentina, para poder pensar después instancias superadoras, programas más universales.

–¿Cómo va a retomar el ministerio el Plan Nacional de Lectura? El gobierno anterior lo cortó, lo disminiuyó de forma abrupta .

–La semana próxima vamos a presentar con el presidente en la Casa Rosada el Plan Nacional de Lectura. Estamos convocando a todas las entidades afines, a escritores, a referencias de la literatura argentina para que participen. La lectura es un derecho, pero además si queremos mejorar nuestros procesos de enseñanza y aprendizaje, tenemos que recuperar el hábito de la lectura. Creo que no hay nada más revolucionario que lograr que una madre o un padre puedan encontrar ámbitos de lectura con sus hijos, y que la propia escuela recupere ese ejercicio. Libros y computadoras son dos ejes centrales y compatibles que deben dialogar entre sí para repensar la sociedad que queremos.

–¿Vuelve el plan Conectar Igualdad?

–Son dos ejes que queremos que sean la carta de presentación de nuestra gestión. El Estado nacional debe asumir que cada niño o niña, cada adolescente tenga libros y tenga una computadora, porque es un ejercicio básico de ciudadanía, con un impacto enorme en los procesos de enseñanza y aprendizaje, no sólo en términos individuales sino también en términos familiares. Más allá de la restricción que está transitando en términos fiscales la Argentina, cada recurso que se tenga, sea mucho o poco, hay que empezar a hacerlo, por los lugares de mayor vulnerabilidad. Ese es el desafío a partir de lo que nos ha pedido el presidente.

–¿Con qué formato? ¿Netbooks o celulares?

–Pensamos que tienen que ser netbooks, por el uso que permiten, que se vincula también a una agenda, porque el desafío que tiene la Argentina en el presente es acompañar la grave situación social. En este proceso, la escuela tiene que tener centralidad no sólo acompañado el derecho a la alimentación, como un derecho básico que hoy en la Argentina está vulnerado, sino también pensando en cómo imaginamos la escuela del presente y del futuro. Tenemos que volver a las raíces, tener libros, pero también garantizar el acceso a las herramientas tecnológicas. Algunos hablan mucho de robótica, pero más que hablar de robótica nosotros creemos que hay que hablar de programación,de la capacidad que nuestros niños tengan de programar y decodificar. Tenemos que hacernos cargo de una realidad dual: enfrentar la emergencia y tomar las medidas en el campo educativo para reconfigurar la educación que queremos para nuestros chicos. Nuestra gestión tiene que romper las desigualdades tan profundas que tiene la Argentina del presente, donde seis de cada diez niños y niñas están por debajo de la línea de pobreza.

–El ex ministro Alejandro Finocchiaro aseguró que la gestión de Cambiemos mejoró la calidad educativa, sobre todo en lengua, según habrían demostrado las evaluaciones educativas ¿Qué opina de estas evaluaciones y en particular de las pruebas PISA?

–Para nosotros evaluar es fundamental; no sólo la educación, sino cualquier política debe ser evaluada. Ahora, más que evaluar para saber cómo estamos, porque sabemos cómo estamos, hay que plantearse qué hacemos con los resultados de esas evaluaciones. La verdad es que nada que hagamos nosotros hoy va a implicar que estemos mejor en cuatro años, porque los procesos educativos son de largo aliento. Nuestra responsabilidad es sentar las bases para que se construyan consensos profundos que permitan que se sostenga una agenda educativa, más allá de los cambios de gobierno, cosa que no ocurrió en el pasado. Entre otras cosas porque hay que sostener los procesos de inversión. Por eso a uno le cuesta comprender… dos áreas donde el gobierno de Macri produjo fuertes desinversiones fueron Educación y Ciencia Tecnología, las principales herramientas de una sociedad para moldear su futuro. Es difícil comprender cómo gobiernos de tinte liberal no sostuvieron cuestiones que fueron banderas de presentación de generaciones en el pasado, de las de finales del siglo XIX. Entonces, claramente, no era un gobierno con una mirada liberal, sino un gobierno que atentó contra el propio desarrollo de la Argentina. Nosotros, en ese sentido, planteamos que hay que sostener los procesos de evaluación, y que en cada escuela hay que comparar los resultados con los de la propia escuela. La comparación que sirve no es con la escuela de otro lugar. El sentido de una evaluación es la escuela pueda conocer su desempeño. A partir de las mayores necesidades tiene que haber un mayor acompañamiento de la comunidad educativa y del Estado porque ¿cuál es la mejor escuela, la que tiene mejor resultado en una evaluación o la que logra romper con mayor profundidad las desigualdades de origen con las que vienen nuestros niños? Para mí la mejor escuela es la segunda. Es ahí donde nosotros tenemos que poner el foco, en para qué queremos una educación democratizante, transformadora, de calidad. ¿Cómo lo logramos? Poniendo el foco en lo que es un precepto básico del espacio político  de dónde venimos: donde hay mayor necesidad, tiene que haber más Estado y más escuela.

-Sobre el final del gobierno de Cambiemos, Patricia Bullrich creó el Servicio Cívico Voluntario, a cargo del Ministerio de Seguridad, ¿va a seguir?

–Fue una mala decisión de una iniciativa que puede ser debatible, pero que se haga en el marco de Gendarmería… me hace acordar a aquellos que reclaman con mucho ímpetu la vuelta del servicio militar obligatorio pensando que en un año de colimba se puede ayudar a formar para el mundo del trabajo a nuestros jóvenes, y son los mismos que abandonan las políticas educativas o la inversión en políticas educativas en el secundario. Si queremos transformar la vida de nuestros jóvenes veamos cómo repensamos una escuela que los convoque, que los acompañe, que los interpele. Me parece en parte que esto era lo que pasaba con esta iniciativa que impulsó a Patricia Bullrich. Tengo entendido que no se va a mantener. No lo hemos discutido todavía, no lo hemos conversado con la ministra de Seguridad pero desde mi mirada personal, sin haber hablado con ella, creo que cualquier instancia de esas características debería estar a cargo de la Secretaría de Empleo o en el Ministerio de Educación pero bajo ningún punto de vista en en Ministerio de Seguridad ,y mucho menos bajo la competencia de una fuerza de seguridad.

 Fuente: Laura Vales y Nora Veiras para www.pagina12.com.ar

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