Andrea Alliaud es Doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad de Buenos Aires. Es profesora e investigadora del Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Además, es profesora de posgrado en la Carrera de Especialización y Maestría en Administración de la Educación y Política Educativa de la Universidad Torcuato Di Tella. Su área de especialización, desde hace más de veinticinco años, es la formación de profesores, temática sobre la que investigó, disertó y publicó tanto en el país como en el exterior. Pero, por sobre todas las cosas, es docente.
Alliaud describe a este libro como la culminación de un trabajo de producción que resume un prolongado proceso de indagación, pensamiento y reflexión sobre cuestiones relacionadas con nuestro sistema educativo y, en particular, con la formación de docentes. El mismo se estructura en cuatro capítulos: “Sobre las instituciones”, “Sobre la enseñanza”, “La formación docente: sus temas y desafíos” y “Hacia la formación de artesanos de la enseñanza”. Sin embargo, esta culminación no es total. La tarea, reconoce la autora, está inconclusa. Por ello nos invita a nosotros, lectores, a enriquecerla. Porque el trabajo de enseñar se va construyendo artesanalmente y en el día a día, como un diálogo entre los conocimientos teóricos y los de la experiencia.
“En los tiempos que corren, la formación docente parece dificultada” (2017, p. 21). Desde la primera frase, Alliaud presenta un nuevo escenario institucional que dificulta la concreción de la enseñanza. La sacralidad que imponía el dispositivo escolar moderno ya no legitima las decisiones que se toman al enseñar. En la actualidad, la construcción, el diálogo y la justificación son las características que priman en la escuela. El alumno ya no es un mero sujeto obediente, sino que es constructor de su propia experiencia escolar. Por ello, enseñar hoy no es aplicar los contenidos que el docente busca transmitir, es ante todo, crear, inventar y salirse del libreto, ya que el método de la enseñanza debe abrirse a lo nuevo.
Richard Sennett describe en su obra “El artesano” al concepto de artesanía como el “deseo de realizar bien una tarea, sin más” (2009, p. 20). La artesanía abarca, desde su perspectiva, una tarea mucho más amplia que la de realizar un trabajo manual. Se puede aplicar a cualquier profesión en la que se unan la teoría y la práctica para superar los procesos de mecanización técnica y monótona de cualquier trabajo. Alliaud analiza la relación entre el concepto mencionado y el oficio docente. El que enseña se caracteriza por ser un productor de personas, ya que transforma en algo distinto al que educa. La vocación es lo que lo impulsa a comprometerse con el trabajo por el simple hecho de enseñar, superando toda recompensa material. Por ello, retomando a Dubet (2006), la autora explica que la enseñanza está anclada en un oficio, comprendiendo tanto la manera en que cada uno hace su trabajo como los productos que se forman. Lo particular del oficio del que enseña es que nunca se está seguro de los efectos de su producción. Hay algo de estar programado por nadie. En efecto, se puede hacer todo para que se produzca, pero no se puede desencadenar de forma mecánica.
En el campo de la educación y particularmente en la formación de docentes se suele dar un debate acerca de la relación entre la teoría y la práctica. Explica la autora que lo que acontece predominantemente en los procesos formativos suele ser una división entre el aprendizaje de contenidos formales y las prácticas. Si bien en muchos planes de estudio se muestra una necesidad de articular dichas áreas, asociar las instancias de formación teórica con los espacios de la práctica ha sido (y sigue siendo) un problema. Los conocimientos formalizados no son suficientes para nutrir las prácticas docentes, hay una distancia entre el saber decir y el saber hacer. Para poder tomar decisiones en un aula, son necesarios saberes que se producen en la experiencia.
En “El fracaso de enseñar. Ideas para pensar la enseñanza y la formación de los futuros docentes” (2008) Alliaud y Antelo explican que, según una investigación realizada en la Ciudad de Buenos Aires, los maestros formados en los últimos años perciben que la formación recibida no los prepara de manera suficiente para el trabajo con alumnos. La hipótesis que sugiere la autora en este libro es que en los espacios de formación la experiencia de oficio es escasa. Lo propio de los saberes de la experiencia radica en su cualidad de asociar los conocimientos y la práctica, el saber y el hacer. Es un saber que se produce en situación, a medida que se enseña. A diferencia de los conocimientos prácticos, este no se genera por acumulación de vivencias, sino a partir de situaciones cotidianas que presentan un significado especial para sus protagonistas.
La autora propone que los saberes de la experiencia deben ser recuperados y puestos en valor para que circulen en los ámbitos de formación docente. Plantea una concepción de la formación que hace foco en la transmisión del oficio de enseñar, convocando a la experiencia y generando la posibilidad de experimentar. Además, a lo largo del libro, brinda estrategias para su transmisión.
En síntesis, ante la variedad, heterogeneidad y multiplicidad de las situaciones que se enfrentan a diario cuando se trata de enseñar hoy, las fórmulas únicas ya no resultan. Alliaud invita a los maestros a construirse y reconstruirse. En esa tarea, la clave no está en las variables personales ni en las institucionales, sino en el oficio. En estos tiempos de capitalismo tardío la autora convoca y desafía a los educadores, más allá de las circunstancias, a convertirse en artesanos de la enseñanza.
Bibliografía
Alliaud, A. y Antelo E. (2008). “El fracaso de enseñar. Ideas para pensar la enseñanza y la formación de los futuros docentes”; en: Brailovsky, D. Sentidos perdidos de la experiencia escolar. Buenos Aires, Noveduc.
Dubet, F. (2006). El declive de la institución. Profesiones, sujetos e individuos en la modernidad. Barcelona, Gedisa.
Sennett, R. (2009). El artesano. Anagrama, Barcelona.
(1) Gastón Sprejer es estudiante de Filosofía (UBA). Hace cinco años que trabaja en educación formal y seis que se desempeña en el campo de la educación no formal. Realiza talleres de debate filosófico para chicxs y coordina un espacio de actividades recreativas en la institución BAMI Marc Chagall.