El Consejo Interuniversitario Nacional se abroqueló en Córdoba esta semana en la defensa de la educación pública y abrió el juego para que sus pares continentales los acompañe en la gesta política para enfrentar mundialmente a quienes quieren permitir que las aulas estén más cerca del mundo de las corporaciones que de la academia. (En la foto: Carlos Greco de la UNSAM, Hugo Juri de la UNC, Oscar Alpa Secretario de Políticas Universitarias de la Nación y Enrique Mamarela presidente del CIN).
Córdoba (enviado especial, Horacio Finoli). Con los acordes tangueros de Astor Piazzolla y folklóricos de Carlos Di Fulvio, («Libertango» y la chacarera «Campo afuera», respectivamente) en la fantástica guitarra de Ramiro Farías, unos 60 rectores argentinos con sus pares de América Latina y el Cariben resisten por estos días aquí la tendencia privatista del conocimiento que navega por distintos países de la mano de un sector de la UNESCO que, desde la segunda mitad de 2021, alienta la inclusión de varios bancos en la confección de la agenda del sector.
En el primaveral miércoles 29/6/22 con una temperatura que llegó a los 27 grados, el Pabellón Argentina de la Ciudad Universitaria creada a principios del siglo pasado fue el escenario propicio para que los miembros del Consejo Interuniversitario Nacional ratificaran su adhesión a los principios de las aulas reformistas que en Córdoba cobraron fuerza a partir de la Reforma del ’18, sobre todo la libertad de cátedra y la autonomía.
El Plenario de Rectoras y Rectores del CIN, que agrupa a las 57 casas de estudio estatales, más los institutos y las provinciales, sesionó en modo extraordinario acá con la organización de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) en el Pabellón Argentina, sede de su rectorado ubicado en la capital de la provincia.
«El rol de las universidades latinoamericanas es, muchas veces, diferente al del resto del mundo académico por su especificidad en la pertinencia con nuestra sociedad», destacó el anfitrión Hugo Juri, en el marco del Congreso Internacional de Universidades Públicas (CIUP 2022) que comenzó hoy (30/6/22) y, hasta mañana, se propone la tarea de valorizar al conocimiento como herramienta de transformación social que ponga en primer plano la idea de la educación como un derecho humano, un bien social y una responsabilidad de los estados.
En esa línea, el rector Juri -que será reemplazado el mes próximo por John Boretto- alentó a la participación en las mesas y debates del congreso porque «llegó el momento de avanzar con hechos concretos hacia la integración de lo que es nuestra universidad pública».
«Como CIN, estamos siendo una forma de hacer política porque solo con las leyes a veces no alcanza, nosotros tenemos que hacerlas realidad», completó a su turno el presidente del CIN, Enrique Mammarella, también salido de las filas de los radicales de Franja Morada igual que Juri, aunque a éste último por su trayectoria académica y su experiencia política se lo considera «superador» de la grieta, porque está «más allá del bien y del mal».
Por su parte, el Secretario de Políticas Universitarias, Oscar Alpa, presentó los avances en la ejecución del plan que se había acordado con el CIN en diciembre/21: «La universidad que queremos. Ejes 2022-2023″, que propone una serie de ideas que proyectan e invitan a la acción. Próximamente, Alpa se comprometió con que cada una de esas perspectivas de trabajo para abordar los ejes ingresarán como documentos para su tratamiento en el marco de las comisiones del CIN.
“Debemos continuar trabajando en conjunto para consolidar una universidad democratizadora, inclusiva y de calidad, que sea protagonista fundamental del desarrollo económico y del progreso social del país. Desde el Estado nacional, nos comprometemos con propiciar todas las instancias de debate y encuentro necesarias», agregó.
«Vivimos en un país en el que existen los recursos naturales y los saberes conceptuales y técnicos para que todos tengamos nuestro lugar pero eso no sucede», lamentó después Enrique Palmeyro, director mundial de Scholas Occurrentes, una organización internacional de derecho pontificio aprobada y erigida por el Papa Francisco.
Desde su labor, Palmeyro acercó la propuesta de ofrecer intercambios técnicos con una muestra de actividades de la economía popular que se proyecte hacia la sinergia con aquello que las universidades ya vienen haciendo para mejorar circuitos productivos y organizativos.La presencia del Santo Padre volvió a sentirse hoy cuando en la apertura del CIUP2022 se leyó una calurosa misiva que le envió a Juri, así como una carta personal del gobernador cordobés Juan Schiaretti; otra del secretario general de la ONU, António Guterres; del ex-ministro de Educación francés, Jean Michel Blaquer; así como un video del argentino, Jimmy Perczyk, desde París, donde asiste a la Precumbre sobre la Transformación de la Educación, impulsada por la UNESCO y la ONU, que se celebrará en septiembre/22 en Nueva York.Una «adhesión» que resultó políticamente incomprensible fue la del catalán Francisc Pedró, director general del Instituto para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), que tiene sede central en Caracas, Venezuela, y es el organismo que monitorea el sector en todo el continente, pero básicamente es de donde surgieron la primeras contradicciones al incluir al Banco Interamericano de Desarrollo y el Santander en la participación de la agenda del sector, que define los rumbos de la educación superior pública en la región.
Ese enfrentamiento ideológico quedó palpable en la reciente cumbre universitaria mundial celebrada en mayo/22 en Barcelona, alineándose cada sector en los dos bandos: el que defiende la participación de esas instituciones en definir lo que es bueno o malo para las aulas superiores, así como la cerrada defensa en la universidad como derecho humano elemental, contrario a cualquier intento de mercantilización.
Fuente: www.ahoraeducacion.com
