Fue elegido por la comunidad educativa y aprobado por ley en la Legislatura. Y ayer fue impuesto en un acto al que asistieron los nietos del autor de El Eternauta. El Centro Educativo de Nivel Secundario Nº 44, de San Cristóbal, ya tiene un nombre para la memoria.
En el Día de la Historieta, los docentes y alumnos del Centro Educativo de Nivel Secundario (CENS) Nº 44 celebraron que una iniciativa que ellos mismos tuvieron en 2013 se haya convertido en ley en el transcurso de un año. “La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sanciona con fuerza de ley. Impónese al Centro Educativo de Nivel Secundario Nº 44 el nombre de Héctor Germán Oesterheld”, leyó el director Eduardo Agatielo, y la concurrencia aplaudió la norma que fue sancionada con el número 5024, y resultó promulgada el 31 de julio. En primera fila, celebraban también Fernando y Martín, los nietos de Oesterheld, la ex legisladora Delia Bisutti (que acompañó la iniciativa de la comunidad educativa dentro de la Legislatura) y el legislador porteño José Campagnoli. A un lado, celebraban docentes que el año pasado, durante jornadas de reflexión en la escuela nocturna de jóvenes y adultos, habían participado de la idea de bautizar al establecimiento con un nombre que generara consenso.
El nombre, recordó el docente de Educación Cívica Gustavo Lesbegueris, no fue elegido al azar. “Este proyecto educativo se inscribe en el de la escuela de la democracia, por la memoria, que tiene un compromiso con la calidad educativa, que eligió homenajear a Oesterheld por consenso”, explicó antes de agregar: “Es la primera escuela llamada Oesterheld en el país”. Poco antes, ante un auditorio que también incluía al escritor Sergio Olguín, Lesbegueris había recordado que el bautismo del establecimiento fue el resultado de un proceso con muchos participantes, que incluyeron a legisladores como Bisutti y Campagnoli, y al periodista de Página/12 recientemente fallecido Eduardo Videla.
Los nietos del autor de El Eternauta estaban emocionados. “Tengo dificultad para pensar a mi familia como víctima, me interesa más lo que trataron de dejar. Y esto se conecta con aquello por lo que pelearon, con lo que trataron de dejar. Nos va a quedar en el corazón”, dijo Martín. Instantes después, su primo Fernando recordó que para llegar allí había bajado del subte en la estación Rodolfo Walsh, y que había sido un recorrido emotivo. “Quiero poder agradecerles. Ojalá muchos colegios más lleven el nombre de esos ejemplos que quedaron en el camino”, deseó.
La idea de poner nombre al establecimiento ubicado en Entre Ríos al 1300 surgió a principios de 2013, durante las jornadas docentes de Espacio para la Memoria Institucional. Los profesores trasladaron la inquietud a alumnas y alumnos, que luego, en los cursos, se organizaron para buscar argumentos a favor y en contra, debatir, llegar a consensos. Todo el proceso convergió en torno del nombre de Oesterheld.
Casi al cierre, Nahuel, docente de Lengua y Literatura, contó que descubrió El Eternauta en la adolescencia, “y no pensaba en Juan Salvo como un personaje sino como un amigo”. “Estamos hablando de literatura, pero no estamos hablando solamente de literatura”, reflexionó.
Fuente: www.pagina12.com.ar