Argentinos por la Educación lanzó una guía para fortalecer los planes provinciales de alfabetización. El documento sistematiza la evidencia nacional e internacional y las experiencias de las jurisdicciones, con el objetivo de garantizar que todos los alumnos logren los niveles esperados de lectura y escritura.
El desafío es urgente: en las pruebas nacionales Aprender Alfabetización 2024, 3 de cada 10 estudiantes de 3° grado se consideran rezagados en su desempeño lector y menos de la mitad de los alumnos –el 45%– alcanza el nivel esperado de lectura.
La propuesta de la hoja de ruta organiza los componentes centrales de una política de alfabetización en seis dimensiones que permiten comprender las tareas y decisiones necesarias en cada etapa. Esas dimensiones son: 1) los cimientos, 2) planificación estratégica, 3) preparación del sistema, 4) puesta en marcha, 5) evaluación y difusión, 6) institucionalización y sostenibilidad.
La primera dimensión se enfoca en las bases de una política educativa efectiva y recupera experiencias de Chile, Brasil y Uruguay. La segunda aborda la planificación estratégica, que incluye la elaboración del plan jurisdiccional con la especificación de metas, la asignación de financiamiento, la conformación de equipos y la comunicación de las acciones a todo el sistema educativo.
La tercera dimensión reúne las acciones necesarias para preparar el sistema antes de comenzar la implementación, incluyendo la organización de la formación continua y la adquisición de libros y materiales para los alumnos. La cuarta describe la puesta en marcha del plan en las escuelas, que contempla evaluaciones diagnósticas, la entrega de libros, el apoyo a estudiantes con dificultades y el acompañamiento a las prácticas de enseñanza, tomando como referencia experiencias de diversas provincias y de sistemas educativos de Brasil y Colombia.
“La hoja de ruta sintetiza evidencia y experiencia. Su elaboración implicó un arduo proceso de revisión de literatura, diálogos con quienes impulsan los planes de alfabetización en las provincias y consultas con expertos de otros países. Aspiramos a que sea un insumo valioso: tanto para poner en relieve las numerosas acciones que ya están en marcha, como para orientar una implementación cada vez más robusta —y, por lo tanto, más efectiva—. Porque, en definitiva, todos buscamos lo mismo: que cada chico y cada chica de nuestro país aprenda a leer y escribir a la edad adecuada”, afirma Federico del Carpio, coordinador de Políticas Educativas de Argentinos por la Educación y autor del documento.
Además del análisis por dimensiones, la hoja de ruta incorpora un listado de seguimiento que organiza las acciones clave para que cada jurisdicción sostenga la política de alfabetización, incluyendo planificación presupuestaria, distribución de materiales, comunicación de resultados, formación docente, evaluaciones y revisión del plan. Su objetivo es facilitar la organización de procesos y reducir riesgos en la implementación.
“Alfabetizar hoy implica enfrentar enormes desafíos que antes no existían: la inmediatez de las pantallas, la fragmentación de la atención y contextos familiares donde la palabra circula menos, el ambiente alfabetizador es frágil y ni hablar si hay dificultades en torno a lo económico —sostiene Marina Bertone, docente de nivel primario—. La gran pregunta es cómo construimos puentes entre la política educativa y el aula para que la alfabetización deje de ser una deuda y se convierta en un derecho garantizado para todos”.
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