Tras el paro docente, la comunidad universitaria prepara una nueva movilización masiva
Los trabajadores de las casas de estudios de todo el país cumplieron 48 horas de paro en reclamo de mejores salarios. La idea que crece en los claustros y entre los estudiantes es reeditar la marcha histórica de abril. “Con estos sueldos no resulta atractivo ser docente. Si dejamos que caiga el tejido científico y universitario, vamos a tardar mucho tiempo en recuperarlo”, advierten.
Con un acatamiento que los gremios estiman en un cien por ciento, se cumplió la nueva medida de fuerza de docentes y no docentes de las universidades públicas en todo el país: un paro de 48 horas en las jornadas del martes 20 y el miércoles 21, que sumado al paro de tres días de la semana anterior, materializó la respuesta de la comunidad educativa a la falta de presupuesto impuesta por el gobierno de Javier Milei. Se prepara así una nueva marcha universitaria federal, la que podría concretarse entre el 9 y el 13 de septiembre. La confirmación llegará consensuada, a propuesta de CONADU, luego de la reunión del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), explican los rectores consultados, entre ellos Beatriz Gentile, de la Universidad Nacional del Comahue.
“Desde el inicio de esta gestión, que empezó hace solo 8 meses, llevamos un atraso salarial de más del 50 por ciento, equivale a lo que perdimos durante los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri”, detalla Pablo Perazzi, secretario general del Sindicato de Docentes de la UBA (Feduba), profesor en esta universidad y en la Jauretche, de Florencio Varela. Con estos datos y ante la falta de negociaciones paritarias ya se está gesta “una nueva y contundente Marcha Nacional Universitaria”.
En muchas universidades desde principios de febrero se crearon espacios interclaustros, incluso con los centros de estudiantes, para organizar el reclamo ante la falta de respuesta gubernamental. En Quilmes, desde entonces se hacen acciones para visibilizar el conflicto, trabajando en red. “Para que la gente entienda el conflicto salarial que está ligado al funcionamiento de la educación pública y de calidad. Porque una gran proporción de nuestros docentes gana entre 170.000 y 200.000 pesos, aunque vivas al lado de la universidad, no te alcanza” detalla Silvia Nuñez, secretaria general de la Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Quilmes (Adiunq).
Un sueldo docente, con estos datos, hoy está bajo la línea de pobreza. Esto provoca un deterioro a largo plazo “porque ya no resulta atractivo ser docente, y eso repercute en los equipos de cátedra, en investigación, no solo la enseñanza de grado” repasa Ricardo Petraglia, secretario general de Aduna, la asociación de docentes de la Universidad de Avellaneda. “Hay un ensañamiento particular con las universidades, pero también con los trabajadores en general, y ni hablar con el Estado”.
“Esto tarda en recuperarse, no se resuelve rápidamente –acuerda Gentile–, si dejamos que caiga el tejido científico y universitario va a tardar mucho tiempo en recuperarse”. En la Universidad del Comahue el paro fue muy fuerte, comparte, porque participó el sector no docente: “Hubo un alto acatamiento, como la semana pasada donde hubo una olla popular en el playón de la universidad”, para visibilizar el conflicto.
“Desde que asumió Milei no hubo paritarias, hubo anuncios de decisiones unilaterales, como el 3 por ciento que ofrecen para agosto –propuesto por el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez–, cuando tenemos un 40 por ciento de pérdida en el salario. Es una provocación” describe Petraglia, desde Avellaneda. Allí, el acatamiento “fue altísimo”. Al parar los no docentes “estuvo cerrado”.
Es que en el presupuesto universitario el 90 por ciento va a salarios, docentes y no docentes. El 10 por ciento, a gastos de funcionamiento. El aumento del 70 por ciento “es irrisorio ante una inflación del 126”, detalla Perazzi. “Después de la marcha de abril, la gente esperaba que la cosa mejorara, no sucedió, ni va a mejorar ahora respecto al trato con el sector universitario, más allá de dar señales, que después no se confirman” advierte. “Y el aumento del 270 por ciento para funcionar, fue sobre el presupuesto congelado de 2023 –agrega Nuñez–, por eso no se ha salvado el conflicto y estamos pensando en una nueva marcha federal. Más allá del pedido de retomar paritarias dignas y un salario digno, es para salvar esta situación que no está salvada”.
Para Gentile, “el tema es que el presupuesto también implica salarios, becas, ciencia y técnica, lo hemos repetido las y los rectores pero creo que hubo intención del gobierno de escuchar solo lo del funcionamiento y de ir menguando el aporte a las universidades, ya perdimos el primer semestre con el atraso del 300 por ciento del presupuesto. Hoy el gobierno tiene la posibilidad de que los estudiantes no pierdan este semestre, sino, vamos a tener un transcurso de final de año muy problemático y no sé qué podríamos pensar para el inicio del próximo año”.
“La semana que viene tendremos múltiples actividades de visibilización en las 60 universidades públicas del país anticipando lo que queremos construir para septiembre” anuncia Perazzi. Se tratará en el Frente, como propuesta de CONADU y será refrendada en el CIN, el 30 de agosto de La Pampa.
La organización de esta nueva marcha nace del Frente Sindical de Universidades Nacionales que reúne a las seis federaciones de docentes universitarios y la Fatun (no docentes). “Por primera vez desde que existen, y ante la amenaza que representa el gobierno de Milei, se dio este frente para fortalecer la negociación paritaria ya que hasta el 10 diciembre, era distinta para docentes y no docentes” explica Perazzi. Al no haber negociación “la paritaria se resolverá en la calle” anticipa.
Petraglia coincide: “Vamos a volver a marchar para defender la educación, porque lo que nos pasa a los docentes, les pasa a no docentes, a estudiantes, a graduados. Nuestro pueblo valora el rol de la universidad pública, porque si algo está claro, es que la universidad pública mejora la vida de los argentinos”.
El rol de los estudiantes
“Los estudiantes entienden y acompañan, porque les está pasando a ellos, no les alcanza ni para los apuntes, lo viven con la boleta de luz, en la inseguridad que sienten, hay reciprocidad, estamos todos en el mismo camino, en la defensa de los derechos laborales y los derechos humanos, en la decisión de tener como ha tenido muchas décadas la Argentina, una educación para todos y todas” añade Nuñez, sobre el rol de los estudiantes en estas jornadas de paro.
La precarización salarial se suma al deterioro en la calidad de vida de las familias de los estudiantes. Para Alejandro Cánepa, vicedecano coordinador de la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad de Moreno, esto colaboró con la comprensión de los estudiantes ante la medida. Allí, la adhesión fue importante. “Y los estudiantes entienden que peores condiciones en los salarios traen repercusiones negativas para ellos, pese a la dedicación que tienen los docentes.
En Moreno, donde impacta especialmente la política económica, “pega muy fuerte el proceso de ajuste, la precarización laboral y el aumento de la pobreza. Esto es externo a la universidad, pero repercute entre los estudiantes y en las condiciones de estudio” agrega Cánepa. Por eso es importante visibilizar el conflicto”, concluye Nuñez. “Codo a codo, toda la comunidad universitaria y la comunidad en general, y no sostener un proyecto de país que no queremos sostener, ni colaborar con él”.
Fuente: Patricia Chaina para www.pagina12.com.ar