La práctica del compartir, la reciprocidad y la idea del conocimiento como bien común son los pilares de este movimiento social, cuyo trabajo no solo reconoce las producciones propias, sino también genera nuevos ecosistemas como la “Cultura Libre”.
El Software Libre se sustenta en cuatro libertades: ejecutar el programa como se desee; estudiar el código fuente del programa y realizar los cambios que desee el programador; ayudar al programa haciendo copias y distribuir el desarrollo gratuitamente.
Surgió como una forma de compartir información libremente en las universidades, mucho antes de que existan las computadoras de escritorio. Hoy en día, la cultura de Software Libre se sustenta en un movimiento socio-político internacional que promueve las libertades individuales y colectivas de los usuarios conectados.
Para explicar esta nueva expresión cultural basada en la información libre, la Dra. en Ciencias Sociales por UBA, Veronica Xhardez, contó a la Agencia CTyS los principios que rigen su funcionamiento. “Básicamente, responde a cuatro libertades o derechos de los usuarios: la libertad de ejecutar el programa para cualquier propósito, la libertad de copiar el programa y darlo a sus amigos o compañeros de trabajo, la libertad de cambiar el programa como se desee, teniendo acceso completo al código fuente, y la libertad de distribuir una versión mejorada ayudando así a construir la comunidad”.
Estas cuatro libertades implican que cualquier persona puede utilizar el software para cualquier finalidad; por ejemplo, un desarrollador de un lenguaje de programación determinado puede modificar las sentencias que lo conforman (su código fuente) sin quedar atado a los avatares de los proveedores. De esta forma, surge la palabra “libre”, no por hacer referencia a un precio o valor sino por su espíritu de “libertad”.
“El Software libre no es solo un programa con una determinada licencia sino también un movimiento social, en el cual hay valores relacionados con lo distributivo, la práctica del compartir, la reciprocidad y la idea del conocimiento como bien común”, sostuvo Xhardez, tras agregar que “todo eso se enmarca en un movimiento social que originalmente tiene una base técnica pero que tiene una dimensión política y social muy importante”.
Otra dimensión del Software Libre es la económica, donde existen modelos de negocios y valorización del capital vinculado a los servicios que se brindan a través de ella: instalación de programas, desarrollo de un módulo para sumar a un software existente, implementación, instalación, etc. “Este sistema es entendido como un producto de una cultura y como una parte de un conocimiento que no puede ser cerrado por unos para otros”, reflexionó la antropóloga.
El Software Libre proporciona el código fuente a cualquier usuario conectado a una PC. Dicho código está escrito por un programador que luego debe ser traducido (compilado) a código binario (1 y 0) para que las computadoras puedan interpretarlo y ejecutarlo. También, el Software de acceso libre siempre se distribuye con los dos formatos: el que entiende la máquina y el código fuente.
En internet hay millones de software de descargas gratuitas. Sin embargo, los usuarios desconocen qué está ocurriendo y cómo está formado ese programa porque no se posee acceso a ese código fuente, y la información personal de los usuarios puede ser vulnerada ante posibles ataques por falta de seguridad.
Nuevos ecosistemas digitales
En Argentina, desde el año 2000, se vienen gestando proyectos de ley para la incorporación del Software Libre en el Estado. En ese sentido, provincias como Río Negro y San Fe, cuentan con leyes provinciales (en el caso de esta última aún no reglamentada) que las obligan a utilizar Software Libre en los sistemas de la provincia. A nivel municipal, Rosario viene trabajando con esta política y hasta cuenta con un desarrollo propio, liberado y reutilizado por otros municipios.
“El ecosistema de Software Libre está rebasado de trabajos, programas y proyectos como el de la Cultura Libre, que cuenta con licencias libres para producciones culturales, tales como cine, música, arte, etc. Todo eso es parte de un gran mismo movimiento que continúa creciendo y es una nueva forma de conectarnos con el mundo actual de las nuevas tecnologías”, concluyó Xhardez.
Fuente: Guillermo Meliseo para www.ctys.com.ar