viernes, abril 19, 2024
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¿Nuevo Nobel argentino?

Vive en Francia desde hace más de 40 años, pero cada vez que regresa al país se convierte en una vecina más. En su largo currículum figura un hecho inédito: haber corregido al propio Stephen Hawking. Ahora, tiene chances reales de ser la sexta argentina en obtener un premio Nobel, el primero en Física. Se llama Norma Sánchez.

“Todo empezó acá, en Ensenada, donde nací. En este lugar que adoro mis padres me inculcaron el valor del esfuerzo y el trabajo que es lo que desde entonces me guía y me ha ayudado a no perder el rumbo”, dice con sencillez, la doctora en Física Norma Sánchez entremezclada con un grupo de vecinos del barrio que cada vez que ella regresa al país aprovechan para acercarse, saludarla y contarle las novedades de su terruño.

En medio de ese grupo reunido en la Vieja Estación reciclada por el municipio como espacio cultural, donde acaba de dar una clase magistral de casi tres horas a un atento y nutrido grupo de curiosos lugareños ávidos de descubrir a esta eminencia de nivel internacional y origen vernáculo, a Sánchez sólo se la distingue por su atuendo: ropa oscura, sobre una camisa blanca con cuello y mangas bordados a mano que le otorgan un singular aire con reminiscencias victorianas.

Mucho antes de convertirse en una aquilatada científica con posibilidades ciertas de alzarse con el próximo Nobel de Física, Sánchez fue una niña que amaba su pueblo y disfrutaba con sus padres de las tardes cerca del río. Cursó sus estudios primarios en la escuela N° 2 Hipólito Bouchard y luego pasó por el tradicional Normal N° 1, que llevaba el nombre de Mary Olstine Graham, una de las maestras que Domingo Faustino Sarmiento trajo desde Estados Unidos para incorporarlas al sistema educativo argentino. Allí se recibió de bachiller y maestra normal.

En la casa de su infancia se respiraba un ambiente ligado al conocimiento y la intelectualidad. Su madre amante de la astronomía y su padre vinculado con el pujante mundo del petróleo instalado en la región. Al ingresar a la Universidad Nacional de La Plata sólo sabía de su atracción por las ciencias duras. Además de estudiar Física en la Facultad de Ciencias Exactas, cursó buena parte de la carrera de astronomía. Recuerda con afecto aquella etapa de formación con «buenos docentes y un ambiente casi familiar».

A poco de recibirse consiguió ingresar al Instituto de Astronomía y Física del Espacio en la ciudad universitaria de Núñez donde obtuvo un primer contrato impulsada por sus propios profesores que le vieron condiciones.

Hace más de cuatro décadas emigró a Francia junto a su esposo, el también físico, Héctor José de Vega, fallecido en 2015.  En el nuevo escenario europeo la ensenadense logró pronto ingresar al prestigioso Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS) de ese país, reconocido por su excelencia académica y de vanguardia por sus descubrimientos e investigaciones.  Obtuvo el título de doctora en la Universidad de París y desarrolló su teoría de cuerdas y se abrió paso en el estudio de los agujeros negros hasta llegar a ocupar el cargo de directora del CNRS. Se trata de un instituto que funciona asociado al Observatorio Astrofísico de París y que sirvió de modelo para la creación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) en Argentina.

En 1991, Sánchez y Vega fundaron la Escuela Internacional de Astrofísica que lleva el nombre Daniel Chalonge-Héctor de Vega. Por allí pasaron cuatro premios Nobel de Física, Subramanyan Chandrasekhar, John Mather, Brian Schmidt y George Smoot, distinguidos por sus estudios en asuntos cosmológicos entre 2006 y 2011. Luego de recibir el premio, el estadounidense Smoot, del Lawrence Berkeley Laboratory, hizo hacer dos copias de la medalla del Nobel para entregársela a los científicos argentinos como reconocimiento por el trabajo en conjunto.

«La escuela es una institución de alta exigencia intelectual y rostro humano», subraya la física en diálogo con 0221.com.ar; y agrega: «ha sido una gran aventura científica y humana. Un espacio de libertad e independencia».

Para Sánchez, “hay que tener un fuego que es el que te sostiene para sortear las dificultades que te permiten llegar a niveles de concentración y abstracción para consolidar un sendero de trabajo. En eso hay algo también de intuición que implica una visión profunda que permita establecer las correlaciones entre los datos colectados», sostiene la mujer quien confiesa que, a su criterio, la clave está en “ser original, ir más allá. Buscar anticiparse y desarrollar líneas y enfoques pioneros».

A fines de los 90 sus indagaciones concentradas en la energía oscura y el origen del universo comenzaron a establecer diferencias con la línea trazada por el célebre investigador británico Stephen Hawking. Pero fue desde 2005, gracias a información satelital que permitió constatar completamente sus teorías. Sánchez conoció a Hawking en Cambridge en  1979. Trabajó con él en investigaciones posdoctorales en las que hizo aportes en relación a los agujeros negros. En ese sentido, su producción científica incluye dos resultados mayores de gran actualidad: la existencia de las ondas gravitacionales en el universo temprano y el descubrimiento de una nueva etapa de expansión del universo primitivo usando los datos del satélite WMAP (Wilkinson Microwave Anisotropy Probe)  de la NASA.Sánchez dio una clase magistral en Ensenada (Foto: AGLP)

A diferencia del astrofísco británico, la ensenadense sostuvo que los agujeros negros nacen, se desarrollan y mueren sin perder la información. El sostenía que se perdía la información ella que la teoría estaba incompleta. En 2004 Hawking, que había descubierto la emisión de información de los agujeros negros en la década del 70, admitió públicamente su error. Reconoció que los agujeros negros contienen, preservan y emiten información, algo que Sánchez había expuesto en la publicación Physical Review tras casi dos decadas de estudio.

En marzo último el Centro de Investigación Científica de Francia distinguió sus 40 años de desarrollo científico en ese país donde reside desde 1975. Entre otras cosas se destacó sus trabajos pioneros en agujeros negros.

Además el Centro de Estudios Espaciales calificó la línea de investigación de la escuela dirigida por Sánchez como “el programa científico 2019 más interesante”.

Sánchez, que llegó a integrar el comité científico francés, sigue trabajando hoy, pese a estar jubilada, sigue trabajando para el CNRS con el mismo ímpetu de siempre, con el carácter de investigadora emérita. Aboga por una ciencia con dimensión humana y con valores. “Somos incorruptibles, irreductibles duros y puros” enfatiza.

La ciencia hace retroceder la ignorancia y esa es su tal vez una de sus cualidades más nobles” señaló, alguna vez, en una entrevista con la periodista especializada en Ciencia, Nora Bar, en radio Cultura.

Como cada vez que sus ocupaciones se lo permiten esta eminencia científica vuelve para reencontrarse con sus raíces rioplatenses y, como ahora, se instala por algunos días en su casa sobre la calle Eva Perón, en el centro de la ciudad. Allí, se rencuentra con sus espacios, sus plantas y sus viejos conocidos. “Disfruto mucho de estar en el barrio y por eso vuelvo. Es especial, como una forma de reconectarse con el origen y con la dimensión humana”, asegura.

Aunque esté lejos de su oficina de París, no deja de trabajar. Aquí, en Ensenada ha encontrado inspiración para muchas de sus iniciativas. Por eso suele pasar horas con su computadora en la cocina cerca del teléfono. Cada tanto corta para prepararse un té con galletitas.

Durante sus estadías en el país cumple con un rito que se ha vuelto un clásico. Ofrece una charla en Ensenada abierta al público donde combina tópicos sobre su reciente teoría de un nuevo universo con comentarios sobre la realidad francesa como el fenómeno movimiento de los chalecos amarillos o expresa sus dudas sobre el origen del incendio de la catedral de Notre Dame.

También habla de sus creaciones llamadas el «tango científico» y el «fútbol científico» una suerte de pasatiempos mediante el que aborda de un modo académico esas dos actividades de la vida social ligadas con nuestro país.

Con un entusiasmo efervescente Sánchez vuelve sobre sus temas de estudio. Considera que la imagen difundida el mes pasado sobre un agujero negro es “un fabuloso avance técnico pero no nos trae novedades científicas. El desafío es conocer lo que no se ve”. 

Hasta donde se sabe gracias a esta investigadora, el cosmos está dominado por energía oscura e integrado, en menor proporción, por materia oscura y una pequeña cantidad de átomos. La energía oscura es una fuerza repulsiva, que provoca la aceleración de la expansión del universo. La inflación es el estadio primordial de la expansión del universo. Las fluctuaciones cuánticas de dimensión microscópica observadas evolucionaron a través de la inflación hacia diferencias macroscópicas. El concepto de inflación soluciona importantes asuntos de la teoría cosmológica estándar del big bang.

Los trabajos de Sánchez -desarrollados junto a su esposo- indican que hubo un primer tramo de inflación rápida seguido de otro de inflación lenta. Así, tras la inflación, el universo pasó a una etapa en que la expansión se desaceleró. Esto es lo que se llama el Big Bang, momento en que el universo fue dominado por una radiación de fotones. La etapa de inflación fue muy corta -una extremadamente pequeña fracción de segundo-; la etapa del Big Bang, en cambio, se extendió en unos 10 mil años seguida por la era en que vivimos.

La inflación permite describir ese período de expansión acelerada usando leyes de la física como las ecuaciones de Albert Einstein. Complementa, además, a la teoría del Big Bang al explicar qué sucedió antes y el camino recorrido para llegar a la gran explosión.

«La del universo es una historia de 13.700 millones de años que combina expansión y enfriamiento. El famoso Big Bang es en realidad una etapa de tiempo muy pequeño en la cual el universo se expande notoria y aceleradamente dando origen a la materia al espacio y al tiempo. Son todas fluctuaciones microscópicas en las que el universo se va estructurando debido a la gravitación y se van formando las estrellas, las galaxias con grandes espacios de vacíos«. Sánchez traza su desafío: «El estado primordial del universo es la inflación cósmica, un escenario de ondas y partículas dominado por grandes vacíos que hoy estamos en la tarea de comprender y, quizás, ante la posibilidad de hallar un nuevo tipo de universo”.

Fuente: Pablo Morosi para https://www.0221.com.ar/

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