El reconocido maestro del piano, Miguel Ángel Estrella, recibió la máxima distinción universitaria por concebir la música como una herramienta de cambio y un instrumento de defensa de la dignidad de las personas y de elevación de la condición humana. En la ocasión ofreció un concierto en la Nave Universitaria.
El músico argentino de fama internacional egresó del Conservatorio de Buenos Aires y completó su formación en Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Fue perseguido y encerrado en la época de la última dictadura militar. Lejos de silenciar su música u opacar su carrera, esto lo incentivó a convertir los actos represivos contra su persona en acciones a favor de los derechos humanos y la paz entre los hombres.
Por entender que la música debe llegar a todos los sectores de la sociedad, por oponerse a su uso comercial y a la competencia descarnada, por defender los derechos artísticos de los músicos, el Consejo Superior de la UNCUYO resolvió otorgar a Miguel Ángel Estrella el título de Doctor Honoris Causa con mención especial al mérito político-social.
La cita fue en la Nave Universitaria, y en ese escenario Estrella recibió de manos del vicerrector Jorge Barón el diploma, la medalla y la resolución correspondiente. También se le entregó un obsequio institucional.
El encuentro comenzó con un concierto que ofreció para el deleite del público. El artista interpretó Preludios, Estudios y la Fantasía Impromptu de Frédéric Chopin, y el Rondó en re mayor y Fantasía en do menor de Wolfgang Amadeus Mozart.
A continuación, y luego de la lectura de las razones por las que se reconoció a Estrella y de la entrega de la distinción al reconocido pianista, el vicerrector Jorge Barón pronunció algunas palabras.
“Este galardón es un reconocimiento a una trayectoria de vida, a quién dedicó su vida a lo que ama. Cuando pienso en Estrella pienso en gente que sufrió mucho, que luego podrían tener sentimientos de resentimiento y de bronca, pero en lugar de esta enojados o agresivos, sus vidas se transforman y deciden ayudar a los demás, a los compañeros presos, a los niños marginados, a los que no tienen voz, a escuchar música en una sala como esta, como ha sido su labor”, expresó Barón ante la presencia de decanos, vicedecanos, consejeros superiores, secretarios del Rectorado y de las facultades, estudiantes y público en general.
Y agregó: “Su persona me maravilla y me inspira aún mucho más respeto. Es un honor para la UNCUYO que gente como el maestro Miguel Ángel Estrella sea distinguido con el Honoris Causa”.
A continuación el nuevo Doctor Honoris Causa de la UNCUYO agradeció el reconocimiento y se refirió a la experiencia de 12 años como Embajador de la Argentina ante la UNESCO. “Allí tuve mandamientos muy claros que los cumplí a todos. Traté de ser fiel a una política de inclusión social, de la diversidad cultural, con luchas vehementes en defensa de estas. Hay que estar vigilantes y seguir peleando por las cosas que son justas”, enfatizó.
Luego recordó a una profesora rusa, quien fue una musa inspiradora rusa durante su formación. “Ella no te dejaba tocar una nota musical si no tenía un sentido. Ella trabajaba mucho con la palabra, para inspirarnos, para que tenga un sentido lo que tocamos. Tenía una oreja que no se le escapa ni una nota que no tuviera consistencia. Gracias Celia donde estés, siempre te recuerdo”, expresó emocionado.
“La música es algo de lo que no se puede prescindir, cualquier música que se ame. Yo soy un adicto a la música, pero debe tener una función social para mí, nos debe comprometer en lo social”, ponderó el artista, a lo que añadió recordando a Juan Domingo Perón: “El mayor compromiso político de un ser humano es comprometer su profesión”.
El pianista argentino de fama internacional, nació en Tucumán. La base de su formación musical la recibió en Buenos Aires, especialmente con Celia de Bronstein, Orestes Castruonovo y Erwin Leuchter. Perfeccionó su arte en Francia, Bélgica e Inglaterra; donde Vlado Perlemuter, Yvonne Loriod, Marguerite Long serán sus maestros.
Por sus convicciones éticas su actividad artística siempre fue paralela con su labor de músico social; así comparte presentaciones en las mayores salas y teatros del mundo con conciertos de solidaridad con jóvenes de barrios carenciados, comunidades indígenas, presos, trabajadores y campesinos pobres. Su labor al lado de los más humildes y desfavorecidos lo puso en el ojo de la tormenta en los años de la última Dictadura Militar y fue secuestrado en Montevideo en 1977 y liberado en 1980.
En 1999, creó la “Orquesta para la Paz” compuesta por jóvenes músicos provenientes de varios países árabes y de Israel. Tuvo muchas distinciones internacionales entre las cuales el ministerio de Cultura Francés le dio el de “Comendador de Artes y Letras”, las universidades Charles De Gaulle, Católica de Lovaina y Nacional de Tucumán lo distinguieron con el título de Doctor Honoris Causa. El gobierno francés le otorgó la “Legión de Honor”.
Para el artista, la música debe llegar a todos los sectores de la sociedad, y ser un ámbito de convivencia en la diversidad, una expresión universal capaz de sintetizar la profunda esencia de la humanidad, reuniendo en sí misma diferentes voces, credos e ideologías.