En el foro educativo de Dubai donde se entregó el Global Teacher Prize, un premio de un millón de dólares al mejor maestro del mundo; hubo diez finalistas en competencia; ¿Qué tienen en común los grandes maestros? El físico Stephen Hawking también habla de su maestro inspirador.
El tono monocorde de la voz un tanto computarizada no logra enfriar la delicada sensibilidad de la definición: “Todas estas chispas vienen de un maestro. No importa lo difícil que la vida pueda resultar, los maestros siempre han estado ahí, detrás de la escena, mostrándonos el camino a seguir”
Es el físico Stephen Hawking el que habla con la voz que la tecnología le presta hace décadas para salir de sí mismo. Y esta vez lo hizo en febrero pasado para hacer un anuncio, a través de un video (www.youtube.com/watch?v=
Se trata de una iniciativa de la Fundación Varkey, una influyente organización sin fines de lucro con sede en Londres, que trabaja para jerarquizar la profesión docente y garantizar maestros de calidad para todos los chicos. ¿Cómo quiere lograrlo? En principio, con un premio llamativo y tan suculento, un millón de dólares para el ganador, como el galardón prestigioso y legendario que entrega la Academia Sueca.
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El GSEF es un encuentro imprescindible que logra algo casi único: que en dos días, en el mismo lugar, políticos, líderes de las organizaciones globales con más peso, emprendedores de Silicon Valley, emprendedores sociales, millonarios con intereses en la educación y académicos de primer nivel se sienten a debatir cara a cara sobre educación. Por estos días, en Dubai se conversa sobre el futuro de la educación global.
¿Qué tienen en común los mejores maestros?
Diez maestros esperaron el veredicto final, en el que fueron distinguidas dos argentinas. Fueron elegidas entre 50 semifinalistas: la analista y docente Graciana Goicoechandia, de Las Flores, Provincia de Buenos Aires, que se destacó por sus estrategias para integrar pedagogía y nuevas tecnologías, y la docente hospitalaria Inés Bulacio, maestra de grado en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez en un mundo infantil atravesado por el desafío diario del dolor.
Las historias y perfiles de los finalistas provenientes de 9 países distintos, que lograron diferenciarlos de 8 mil maestros de 148 países que se inscribieron o fueron nominados para el premio a lo largo de 2015, sintetizan algunos de los rasgos claves de los grandes maestros que necesitan niños y adolescentes.
“Quinientos millones de chicos van hoy a escuelas que fracasan. Esto es inaceptable”, sostuvo el fundador de la Fundación Varkey, el multimillonario Sunny Varkey según comunicó la Fundación Varkey.
No se trata de autoridad. Ni de disciplina. O lo contrario, de ternura maternal. Tampoco de conocimientos acumulados. Cualquier estereotipo queda en el camino a la hora de enumerar los rasgos de los mejores maestros. Un gran maestro se recorta por caminos distintos. Tiene esa “chispa” de la que habla Hawkings. Y otras cosas tal como lo revelan las historias de los 10 finalistas:
Escuchar a los chicos y adaptar los métodos pedagógicos a sus preferencias de aprendizaje: los alumnos adolescentes de Joseph Fatheree, chicos de sectores vulnerables de EEUU, no aprendían con los métodos tradicionales. Fatheree decidió preguntarles cómo querían aprender e incorporó sus preferencias como método didáctico. Sus alumnos aprenden haciendo música, libros, cortos y usan impresiones 3D y drones. También desarrolló un programa de emprendimiento de negocios.
Innova continuamente para cambiar la cultura de la repetición escolar: en Japón, Kazuya Takahashi, transmite la cultura de la responsabilidad personal a sus alumnos a la hora de aprender, todo innovando con estrategias atípicas para el aula. Organizó la primera competencia de ascensores espaciales, un tema y proyecto futurista de la física espacial estudiado por la NASA, para un escuela secundaria.
Confía en la capacidad de aprendizaje de los alumnos y encuentra los mejores métodos de enseñanza: la maestra de matemática Maarit Rossi, de Finlandia, entendió que sus alumnos no querían saber nada con la matemática por el modo en que se la enseñaban y desarrolló un método pedagógico basado en trabajo colaborativo y problemas de la vida real. Su escuela es una de las que muestra mejores resultados en Finlandia. Es autora de numerosos libros con su método.
Hace interesante y accesible lo difícil, inclusive la ciencia y la matemática: el maestro de ciencia Richard Johnson desarrolló el primer laboratorio de ciencias específicamente diseñado para chicos en Australia y logró que alumnos de primaria profundizaran sus aprendizajes de ciencias, matemática y tecnología con robótica e impresoras 3D.
Se aprovecha de la tecnología con inteligencia y estrategia para potenciar el aprendizaje: siguiendo el concepto de la “clase al revés”, en la que los chicos estudian primero un tema en sus hogares y luego van a la escuela a profundizarlo, el maestro Colin Hegarty, de Gran Bretaña, desarrolló mil lecciones de matemática en videos online que ya se vieron 5 millones de veces.
Aprende de los avances de la ciencia para expandir la pedagogía: Michael Soskil, un director de escuela de Estados Unidos, desarrolló una metodología centrada en aprendizaje por proyectos que busca una conexión emocional con lo aprendido, basándose en la neurociencia y la evidencia acerca de que el aprendizaje queda guardado en la memoria de largo plazo si se da en un contexto de conexión emocional.
Hace foco en los aspectos emocionales y relacionales: la candidata de Palestina, la maestra de primera grado Hanan Al Hroub (finalmente, la ganadora del premio mayor), criada en un campo de refugiado lo mismo que sus hijos, desarrolló una metodología especial para clases con violencia para los primeros años de primaria, centrada en el desarrollo de la confianza, el respeto y las relaciones afectivas.
Enseña a los alumnos lo que necesitan aprender: en Nairobi Kenya, Ayub Mohamud Abdi, creó Maestros en Contra de la Violencia Extremista, para combatir el extremismo religioso en las escuelas y en India, la maestra Robin Chaurasiya desarrolló un programa curricular especial para alumnas víctimas de la trata de personas o hijas de trabajadoras sexuales con eje en temas de justicia social que impactan en la vida cotidiana de las niñas.
Enseña a todos y en todos los lugares, aún cuando parezca imposible: en un campo de refugiados de Pakistán, Aqeela Asifi, ella misma una refugiada exiliada de Afganistán en los noventas, levantó una carpa, montó una escuela para niñas y convenció a sus padres de la importancia de la educación. Hoy dirige 9 escuelas con 1500 alumnos, 900 de las cuales son chicas. Muchas de sus ex alumnas siguieron carreras universitarias.
Impacta positivamente en el aula para influir en la comunidad: el trabajo de los finalistas viene trascendiendo el aula o la escuela donde ejercen su influencia directa. Asifi fue nombrada Alto Comisionado para los refugiados por Naciones Unidas. Soskil recibió el Premio Presidencial a la Excelencia en Enseñanza de Matemática y Ciencia en EEUU. El programa de emprendedurismo de Fathereer se enseña en más de 30 ciudades. Rossi asesora al gobierno de Finlandia en cambios curriculares de su especialidad.
Inspira y construye conocimiento al mismo tiempo: a los 14 años, Hawking se encontró con su maestro, Dikran Mr Tahta, su maestro de matemática en la Escuela San Albano, a la que asistía el futuro físico. La tarea no era sencilla, según Hawking. Le costaba leer y su letra manuscrita era desprolija.
“Mr. Tahta”, como le gusta llamarlo a Hawking aún hoy, fue clave para la persona en la persona en la que el físico se convirtió: “Me disparó preguntas, despertó mi curiosidad, abrió mundos nuevos para mí. Eso es lo que un gran maestro tiene que hacer”.