En el amanecer de la Pascua porteña, dejó esta tierra -a los 84 años- Rodolfo Horacio Pipken, más conocido en el submundo periodístico como Horacio Solá, profesional de fuste en la radiofonía nacional (particularmente la metropolitana), víctima de complicaciones cardiológicas que se desencadenaron desde enero/24 cuando se le infectó uno de los stents que tenía desde hace tiempo.
Voz inconfundible en los micrófonos setentistas, que cobró relevancia internacional cuando desde LS-10 Radio del Plata esta emisora protagonizó la hazaña de ganarle el “Martín Fierro” en el rubro Informativo a la entonces imbatible LS-5 Radio Rivadavia, Solá fue también Gerente de Noticias de LS-4 Radio Continental, tuvo el mismo cargo en Canal 9 cuando los militares en los ochenta se lo devolvieron a Alejandro Romay, etc., etc.
Su personalidad algo atípica por la caracterización que suele hacerse de los hombres de prensa (“somos la Peuser social”, repite un colega, claro por los contactos y la predisposición extrema a conversar con cualquier interlocutor) en todos los frentes, lo marcó hasta el final: no hubo velorio -seguramente porque nadie iría- y, desde la funeraria, fue directo a cremación.
Un “progre” en toda la línea, incluso en su alineamiento en el conflicto árabe/israelí, defendiendo siempre a sus paisanos de la tierra prometida, Solá o Pipken, debió profundizar sus conocimientos automovilísticos y en la noche negra argentina (1976/1983) cumplió con excelencia profesional la cobertura de la Fórmula Uno, con toda la actuación en Europa de Carlos Alberto “El Lole” Reutemann.
Su condición de judío le valió un “seguimiento personal” de jefes militares que frecuentemente lo convocaban a oficinas de la Casa Rosada para dar explicaciones de lo que decía Televisa, la gran cadena mexicana de televisión, de la que era corresponsal en Buenos Aires, despachando habitualmente informes sobre los “enfrentamientos” entre grupos guerrilleros y fuerzas de seguridad.
Lector empedernido de diarios, dado que siempre necesitaba “estar al día” porque algunos medios para los que trabajaba eran extranjeros y, por la diferencia horaria lo llamaban en cualquier momento, hablaba inglés y francés; su impronta con las mujeres no guardaba relación con su mayor amante, que siempre fue la soledad.
Rodolfo Fernández Pondal, Jorge Fernández Costa, Sergio Villarruel, Pablo Giussani, César Mascetti, Silvio Huberman, Mario Diament, Isidoro Gilbert, Roberto Maidana, Miguel Angel Bartolomé, Heriberto Khan, y quien esto escribe fueron algunos de los periodistas que conformaron el mundo de Solá, a través de relaciones profesionales más que personales.
Cuando dejó de tener “apellido de casado” (Solá, DE Radio Del Plata; Solá DE Canal 9) y hubo que recurrir a la conformación de una PYME para sobrevivir, nuestros destinos se cruzaron en la búsqueda de pautas que nos permitieran solventar espacios en la TV por cable o radios de menor influencia.
En ese momento resurgió en su vida la amistad con Jorge Piva (h), el protector, empresario de la salud con origen socialista, de generosidad a toda prueba, que no sólo financió sus emprendimientos periodísticos sino que dió el presente en la vida de Solá hasta después de muerto: sin sacar chapa de salvavidas, bancó todas las internaciones que tuvo este año (Mater Dei, Sanatorio Finochietto, etc.) y hasta los gastos finales.
“Nuevos negocios”, programa sobre emprendedores con visión de futuro, fue su última creación profesional que se emitía semanalmente en emisoras de Mar del Plata, Mendoza, San Juan, Tandil (provincia de Buenos Aires) y Rosario (Santa Fé), con aceptable nivel de audiencia local por las posibilidades empresarias que revelaba semanalmente. Su excelente partenaire fue en los últimos años Pablo Mac Gau.
En el barrio, se sabe, los muchachos repiten que “no hay muerto malo, ni novia fea”: la partida de Solá en Semana Santa deja de lado al ermitaño y se le perdonan todos los pecados y Borges, por si queda alguna duda, decía que …”hay verbos -amar, soñar- que no soportan el imperativo; no lean porque un libro es famoso, ni moderno; la lectura debe ser una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz”.”
Fuente: www.ahoraeducacion.com