La revolución cristiana

Ernesto Cardenal Martínez (GranadaNicaragua1925), conocido como Ernesto Cardenal es un poetasacerdoteteólogoescritortraductorescultor y políticonicaragüense conocido, ante todo, por su obra poética, que le ha merecido varios premios internacionales. Es uno de los más destacados defensores de la teología de la liberación en América Latina.  

A los 95 años, el sacerdote y revolucionario nicaragüense publica su poesía completa, una obra abundante donde despliega su mirada cósmica

La boina calada y la melena blanca de oficiar insurrecciones. La barba de profeta que resuelve en versos sus pasiones y echa palabras a la atmósfera para decir y denunciar. Sostiene que el socialismo no ha fracasado porque nunca se aplicó, igual que afirma que el capitalismo ha sido el último fracaso porque sí se sufrió.Ernesto Cardenal acumula 95 años. Sigue escribiendo. Sigue en la poesía con apetito insaciable. Sobrevivió al derrumbe de la Revolución Sandinista, de la que fue ministro de Cultura. Y sobrevivió a las amonestaciones de Juan Pablo II, contrario a la Teología de la Liberación.

En un volumen ha reunido su poesía completa. Más de 1.200 páginas que publica en España la editorial Trotta y donde está desplegada su escritura de fuerza, de búsqueda, de temblor, de desengaño, de entusiasmo, tan cósmica y política. Tan mística y voluptuosa.

Cardenal habla poco. Tiene la voz quemada de misticismo. Sostiene que un régimen no se derriba con sonetos, sino extendiendo la lucha de los invisibles más allá del horizonte.

Nació en una mansión de mucha alcurnia llamada la Casa de los Leones, hijo de una familia respetable. Pero él se echó al cielo de las revoluciones ya muy joven, galopó por el mundo, se inflamó de consignas y Evangelio.

El viejo Cardenal, cansado de decepciones, decidió no callar y mantener la poesía en alto. Una poesía donde habita el deseo y el erotismo, pero también la llama mística y la pasión por la ciencia. Por sus certezas, que a él le empujan a más Dios.Tras 70 años de ‘militancia’ en la poesía, ¿cómo la vive hoy?La vivo como siempre, como la he vivido toda mi vida.Alguien dijo de usted que era un «poeta siempre de guardia», ¿sigue alerta?Creo que sí, alerta a lo que pasa en el planeta y tratando de defender la justicia y el orden que Dios quiere en el mundo.¿De qué manera?Con mi poesía, que es la única herramienta que yo tengo.¿Y ésta es refugio o trinchera?De ninguna manera es refugio, será trinchera ciertamente.¿En qué momento vital se encuentra?En los últimos momentos de mi vida. Tengo 95 años, ya no hay mucho futuro para mí.¿Sigue teniendo sentido el concepto de revolución?Exactamente el mismo. Y eso es lo que me ha movido desde hace años y años. Para mí es lo más importante: la revolución, que significa también crear un mundo para Dios.¿Se siente seguro en Nicaragua?Por ahora sí.La mística cristiana del siglo XXI, ¿a qué tendrá que adaptarse?A la opción de unión por los pobres, no puede ser otra mística más que esa, que está en el Evangelio. No hay más salvación que ese camino.¿De qué manera cree en Dios?Creo en él como lo que es, amor. Con eso me basta. Y creo en él porque me ama y yo lo amo también.Se le reconoce como el profeta de un mundo mejor, ¿la palabra poética ha sido su mejor arma?Diría que el único arma que he tenido, que tengo y que tendré mientras siga aquí.¿Qué impresión tiene del Vaticano que ‘preside’ Benedicto XVI?Creo que se está dando una gran renovación.Es más: me parece que hay una especie de milagro en el Vaticano. La revolución que el Papa Francisco está propiciando en el catolicismo es extraordinaria. Y no sólo en el Vaticano, también en el mundo.El amor, el sexo y el erotismo han sido parte, también, de su aventura poética. Y de su biografía. ¿Es así?Sí, mucho. De todo eso hubo y hay mucho en mi escritura y en algún otro lugar… Pero fue sustituido después por el amor a Dios.¿Su compromiso con Dios es parte también de su compromiso político?Vamos a ver. Sí y no. No tengo compromiso con nada en política, mi compromiso es en exclusiva con Dios pero también con mis compañeros de lucha.El físico Paul Davis dijo que «la ciencia es un camino hacia Dios más seguro que la religión». ¿Está de acuerdo?Estoy de acuerdo. La religión ha separado a muchos pueblos y la ciencia los ha unido. Eso es algo que debemos tener presente más de lo que se hace hoy.Su obra tiene una voluntad de búsqueda incesante: en la naturaleza, en el cosmos, en la ciencia, en los otros…Para mí esto es un milagro. A mí me cuesta mucho escribir, nunca pensé que pudiera ser autor de unos pocos libros si quiera. Y después renuncié a escribir para entrar a un monasterio trapense que es antiliterario. Fue una renuncia que hice para Dios. Me parece que fue como un premio que Dios me dio por aquello a lo que yo renuncié haciendo que ahora pueda escribir tanto y tanto y tanto. Siento gratitud.Y después de la vida, ¿qué puede haber?Naturalmente queda la muerte, que es otra vida. Una vida mejor.

Fuente: Antonio Lucas para https://www.elmundo.es/

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