En busca de apoyo e institucionalidad

na31fo01”Hay dibujantes argentinos que son muy importantes en el mundo, pero sin embargo nunca hubo ninguna política pública desde la idea de que ese es un reservorio cultural al que hay que darle un lugar.” La cita podría venir de un ilustrador, del curador de un museo o de un crítico. Sin embargo, viene de boca de la diputada María del Carmen Bianchi (FpV), quien presentó un proyecto de ley para la creación de un Instituto Nacional de Artes Gráficas (INAG), que busca dar un marco institucional para el apoyo a la ilustración, la caricatura, la historieta, el dibujo publicitario, el diseño gráfico y el arte tipográfico. “Esto siempre ha quedado por fuera de la cultura ‘importante’”, considera Bianchi.

“Hay cierta idea de que la institucionalidad de la cultura responde a la lógica de las Bellas Artes, o a la de una participación comunitaria.” Por eso, la diputada propone revalorizarlo a partir de un instituto que funcione bajo la órbita de la Secretaría de Cultura de la Nación. Nueve de sus colegas coinciden con ella y acompañan el proyecto. “Institucionalidad” es un concepto al que la diputada acude con frecuencia en el correr de la entrevista.

–¿Cómo se elaboró este proyecto?

–El primer borrador era más simple. Se hizo más complejo en la medida que recibió nuevas propuestas tomadas de la propia iniciativa de los dibujantes que participaron. En estas cosas pasa que primero no hay institucionalidad y cuando hay una propuesta para darle un marco, se llena de cosas. Ahora, estamos en una versión un poco más sencilla.

–¿Cuál fue el modelo del proyecto? ¿Es una propuesta equivalente al Instituto Nacional del Teatro, por ejemplo?

–Los institutos del cine y el teatro tienen la posibilidad de recuperar de su propia producción continua una parte de su financiamiento. Esto es un tema muy presente, pero en una actividad como ésta no es tan grande. En este sentido, tampoco requiere un andamiaje administrativo ni político-institucional tan grande como esos. Por eso estamos pidiendo que sea un organismo público y descentralizado en el ámbito de la Secretaría de Cultura de la Nación, pero que se maneje con una dotación del Presupuesto nacional, una parte de lo que hace a la producción comunitaria de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y la elevación de un punto porcentual de los premios efectivamente cobrados de la Lotería Nacional. Un poco de cada lugar para garantizar que funcione y se pueda poner en marcha.

–¿Qué posibilidades tendría de generar luego financiamiento propio?

–La idea es que justamente después pueda. Dotarlo de los recursos, de una institucionalidad sencilla y muy clara, que pueda desarrollar sus actividades. Queremos que este instituto y el registro nacional que crea viabilicen la incorporación de los dibujantes a una pensión.

Además de oficiar de espacio de encuentro institucional a artistas gráficos, el INAG tendría por funciones la preservación del patrimonio histórico en estas áreas, realizar exposiciones, favorecer la formación e investigación en estas disciplinas. El INAG también administraría un Registro Unico de Artistas Gráficos, Agrupaciones y Asociaciones afines para los aspirantes a los beneficios y programas proyectados por el instituto. Este registro, destaca la diputada, viabilizaría los distintos proyectos (incluyendo el suyo) que buscan brindar pensiones a los artistas retirados.

–Usted menciona la consulta y participación de artistas. ¿Cuáles fueron sus propuestas y planteos?

–Hubo un intercambio muy interesante en el que incluso subieron los proyectos a su blog y ahí discutieron miembros de las tres organizaciones que nuclean a los artistas gráficos: ADA (Asociación de Dibujantes de la Argentina), el Foro de Ilustradores y Banda Dibujada. Esta idea se pensaba originalmente como un museo, pero los museos son cosas muertas y este tema tiene mucho para dar. La idea es que el instituto sea generador de nuevos proyectos, y yo insisto mucho en que debe darle a este arte el lugar que se merece en el campo de la cultura. Pongo mucho énfasis en el reconocimiento institucional, porque es un campo en el que si no, se trabaja sólo individualmente.

–¿Cómo se modificó el proyecto en base al aporte de los dibujantes?

–Un punto importante tuvo que ver con el Registro, que era de enorme complejidad. En la versión actual, requiere una declaración jurada que reconozca a quienes ejercen la actividad. Estoy confiada en que ese reconocimiento no sea sólo para tener un parte de las actividades que se desarrollan, sino que va a ser una cristalización, una garantía para todos los que participan en esto. Otra de las cosas que señalaban los artistas iba en línea con las funciones del Consejo Asesor, para que no sea un mero adorno. Entonces, el texto busca garantizar que las cosas se hagan de manera conjunta, como finalmente después ocurren.

–¿Cómo se conciliaron los intereses de cada grupo?

–Tanto en el proyecto de pensión como en el del instituto había actividades que ellos consideraron que no debían ser incluidas y favorecidas. A nosotros nos parecieron observaciones razonables y las quitamos. El proceso fue muy interesante porque les permitió a todos opinar y el resultado no es un híbrido, sino algo que la experiencia de muchos años en el Ejecutivo indica que puede funcionar. Eso también es importante: cuando se hacen los proyectos de ley no siempre está esa experiencia que respalda y permite decir “esto no lo pongamos porque no va a andar, va a ser un problema”. Entonces, acá aparecen las experiencias acumuladas de todos.

–Este proyecto se suma a iniciativas de distintos organismos. Por ejemplo, habla de preservar el patrimonio. Ya hay un trabajo en ese sentido en la Biblioteca Nacional, a través del Archivo Nacional de Historieta y Humor gráfico. ¿Puede aportar organicidad?

–Exactamente. Otra de las observaciones de los dibujantes fue que la Biblioteca Nacional está haciendo una enorme labor de recopilación, digitalización y archivo. Así que cambiamos las palabras para que ya no sea función del INAG hacer un archivo, sino apoyarlo. De cualquier modo, lo he hablado con Horacio González y quienes lo llevan adelante. Una cosa es que haya una actividad y otra que quede plasmado en la ley que hay uno que debe ocuparse de eso, pase lo que pase. Así que lo ponemos de modo que no sea un obstáculo, sino una posibilidad.

Fuente: Andres valenzuela para www.pagina12.com.ar

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