Parte de un equipo distinguido con el Nobel de la Paz por su trabajo sobre cambio climático, Villalba destaca las políticas para la ciencia vigentes y revela la falta de definiciones de Macri.
Desde la cordillera mendocina, el investigador del Conicet Ricardo Villalba estudia el cambio climático y produce avances que valora el mundo entero: el trabajo que realizó dentro del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático le valió el Premio Nobel de la Paz. En los últimos años vivió con entusiasmo el “rejuvenecimiento” de la planta de investigadores del Conicet, el incremento del diálogo entre la comunidad científica y “los tomadores de decisiones” y la adquisición de maquinaria de punta y su instalación en el interior del país. Por eso, de cara al ballottage, decidió sumarse a la iniciativa nacional Científicos y Universitarios Autoconvocados para hacer explícito su apoyo a la fórmula que encabeza Daniel Scioli y su preocupación por la “falta de definiciones” para el sistema universitario y científico del candidato de Cambiemos, Mauricio Macri. “Los científicos tenemos mucho para dar para la calidad de vida de nuestro país y está en nosotros no volver atrás”, dijo en diálogo con Página/12.
“Lo que nos motiva es una sensación de preocupación sobre el futuro de la ciencia en Argentina. En particular, reconocemos que durante los últimos diez, doce años, ha habido cambios muy importantes y es claro que esta política de favorecer el sistema científico en Argentina ha sido muy productiva”, dijo Villalba. Entre las políticas que destacó incluyó la “incorporación año tras año de una cantidad creciente de investigadores al Conicet –que pasaron de tres mil en 2003 a más de 10 mil– y su programa de becas”, que ha permitido aumentar y “rejuvenecer” el plantel de trabajo. “Antes éramos una estructura vieja y ahora la situación ha cambiado notablemente. Si uno tiene la oportunidad de recorrer las instituciones del Conicet, va a ver gran cantidad de gente joven, lo que habla de un futuro muy promisorio de la ciencia en Argentina.”
Villalba, que es ingeniero forestal graduado de la Universidad Nacional de La Plata, doctor en Geografía por la universidad estadounidense de Colorado y posdoctor en Geociencias por la Universidad de Columbia, celebró la “apertura de la estructura política a la comunidad científica”. Como ejemplo, recordó que ese contacto permitió sancionar en 2010 la ley de protección de glaciares, proceso en el que valoró el rol del entonces senador Daniel Filmus. “La posibilidad de que Filmus sea el conductor del Ministerio de Ciencia y Tecnología de Scioli y que continúe el diálogo entre la ciencia y los tomadores de decisiones es algo que nos alienta a seguir trabajando en la búsqueda de solución a los problemas del país.”
De esta última década transcurrida, el investigador también valoró el apoyo recibido por parte del Estado para la compra de grandes equipamientos y destacó especialmente la adquisición de “un espectrómetro para estudios isotópicos” que, en plan de “federalizar” el trabajo científico, será ubicado en la ciudad mendocina de San Rafael.
El investigador insistió en su preocupación y la de sus colegas por la interrupción de políticas públicas de ese tipo y por la “falta de definiciones claras” para el campo de la ciencia del candidato de Cambiemos. “Si bien Macri ha dicho que se va a respetar la ciencia –dijo–, todavía no sabemos quiénes son sus referentes y no hay compromisos ni una definición clara de cuál va a ser el futuro, como sí hay por parte de la otra línea. Scioli dijo que llevará el presupuesto del sistema científico al 1 por ciento de PBI nacional y ha asumido compromisos que hacen al refortalecimiento y la importancia de la ciencia.”
El eje del trabajo de Villalba es el cambio climático y su impacto en la Cordillera de los Andes, a partir de dos líneas de investigación: una centrada en los recursos hídricos y otra en los bosques patagónicos. El investigador fue seleccionado para integrar el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), dependiente de la ONU, y fue en ese marco que en 2007 recibió, junto a todo el equipo, el Nobel de la Paz. “Es un orgullo que científicos argentinos que venimos desarrollando nuestra tarea en nuestro país; trabajando en nuestra cordillera, observando nuestros problemas ambientales y climáticos, seamos convocado a formar parte de instituciones tan prestigiosas –agregó–. Esto evidencia que aquí se produce ciencia de excelencia y está en todos los científicos no volver atrás.”
Fuente: Delfina Torres Cabreros para www.pagina12.com.ar