Con el título de “Carta a la comunidad educativa bonaerense” el ministerio provincial del área difundió un documento señalando que “la escuela bonaerense es y será siempre un territorio de paz, diálogo y convivencia democrática”.
“En estos días han tomado notoriedad pública una sucesión de hechos de violencia social que tienen a adolescentes y jóvenes como protagonistas y en algunos de estos casos, la escuela ha sido el escenario en el que ocurrieron. El sistema educativo no es indiferente ante estos sucesos, y es por eso que nos proponemos hacer una pausa para compartir algunas reflexiones:
Al mismo tiempo que valorizamos el rol del Estado en la construcción de una sociedad más justa, reconocemos su responsabilidad respecto de la vida, seguridad y el ejercicio de los derechos de las personas.
“La escuela no es una institución neutral con relación a las situaciones de agresión, violencia y desvínculo que hoy afecta a muchos de nuestras niñas, niños, jóvenes, docentes, trabajadores auxiliares y familias. Reafirmamos su compromiso en la tarea de escuchar y poner palabras allí donde hay desconfianza y agresión entre pares o con cualquier miembro de la comunidad educativa.
“Creemos que tiene un gran valor y potencia la intervención del Estado en estas situaciones, cuando lo hace de una manera integral e integrada: la Dirección General de Cultura y Educación, junto con los ministerios de Salud, Seguridad, Justicia y Desarrollo de la Comunidad realizan acciones, e incrementarán su presencia en las comunidades en las que se manifiestan los conflictos.
“Como educadores que somos, tenemos plena confianza en quienes conforman la comunidad educativa . En general, los indicios de situaciones de conflicto se advierten en primer lugar en la escuela, que con frecuencia, observa lo que la sociedad muchas veces no ve o se niega a ver.
“La escuela enseña a preferir la ley , porque todos necesitamos que los límites y los acuerdos sean cumplidos. Consideramos que en toda institución hay autoridades que deben ser respetadas y hay diferentes responsabilidades , y las personas deben asumir las consecuencias de sus decisiones en cualquier condición y a cualquier edad.
“En la escuela imperan las normas y leyes y se construyen acuerdos de convivencia. Actuamos en consecuencia y trabajamos para que estas prescripciones sean claras y se respeten.
“La escuela es un espacio de cuidado y escucha atenta . No creemos en los caminos del mero punitivismo, ya que castigar no es la única forma de educar. Seguiremos tomando las decisiones necesarias, para garantizar la seguridad de nuestros y nuestros estudiantes en el espacio escolar y las instancias sociales y comunitarias que estén a nuestro alcance.
“En el mismo sentido, redoblaremos los esfuerzos para garantizar las medidas de resguardo y reparación , cuando las y los docentes y auxiliares sean víctimas de actos de violencia. Provienen de acuerdos paritarios que requieren el efectivo cumplimiento en el marco legal vigente.
“Solicitamos que el mundo de las y los adultos actúe con la corresponsabilidad que la situación demanda. Observamos que con reiterado simplismo se deposita en la institución escolar y en sus docentes toda la responsabilidad de la educación de las niñas, los niños y adolescentes.
“Somos testigos de la existencia de un contexto de agresividad y hostilidad que necesariamente impacta en la cotidianeidad de la escuela: insultos, peleas, descalificaciones son moneda corriente en la vida social, de igual modo que es fácil observar como se ha degradado la conversación pública en la sociedad argentina.
“Los problemas que atraviesan a la escuela, han pasado por un proceso de gestación invisible para las y los adultos responsables; la irrupción o la visibilización de la situación conflictiva es tal vez, el corolario de un proceso latente y violento, inadvertido en sus orígenes . Las niñas, niños y adolescentes pasan en la escuela aproximadamente el 15% de sus vidas , el resto lo viven con sus familias, amigas y amigos, en las calles o en distintos entornos sociales.
“Con preocupación, observamos que desde las más altas esferas de responsabilidad pública, se modeliza un discurso agresivo, que incluye la violencia verbal, el destrato y la intolerancia hacia los que opinan diferente , que en nada colabora en la formación de las personas y que está absolutamente alejado de las más elementales prácticas de la convivencia democrática.
“En una sociedad que tiene sus grandes instituciones desprestigiadas, y avanza en la disolución de los lazos sociales, la escuela persiste en su tarea de enseñar, unir, abrazar y contener: “la escuela es el único lugar donde me preguntan cómo estoy” , nos dijo una estudiante en un reciente encuentro educativo.
“Por otra parte, el mundo virtual y de las redes sociales en el que están inmersos muchas niñas, niños y adolescentes es un mundo sin normas , habilitado para decir y mostrar todo, para exponer y humillar sin consecuencias. En ese nuevo territorio carente de ley, el conflicto se dirime con la eliminación o el bloqueo de la otra o el otro. En las redes es tan sencillo ser humillado, como humillar, o dejar al resto fuera de juego. No debe ocurrir eso en la realidad social y comunitaria.
“Muchas veces preferimos que nuestras hijas e hijos permanezcan en la seguridad de sus habitaciones frente a la inseguridad de las calles, sin percibir que en la privacidad opaca de las redes y sin la mirada de adultos responsables , están expuestos a imágenes y contenidos sumamente agresivos y deshumanizantes.
“Tenemos la convicción de que es muy necesario consolidar los lazos solidarios , el encuentro con el otro y en prestar una mano al que lo necesite. No vamos a dejar que la escuela abandone la tarea de transmitir valores estos a las nuevas generaciones.
“Sabemos que la inmensa mayoría de las niñas, niños y jóvenes y sus familias, no protagonizan ni sostienen estas situaciones de agresión ; Queremos que sepan que la escuela los cuida y va a seguir cuidándolos.
“También nos dirigimos a las y los estudiantes que observan estas escenas sin intervenir y les pedimos que abandonen el rol de meros espectadores , que se comprometan para que estos hechos no ocurran nunca más. No puede ni debe haber pasividad, ni estudiantes que filmen escenas de violencia, mientras sus propias compañeras y compañeros participan de ellas.
“Del mismo modo nos preocupa la salud mental de las y los estudiantes . En forma conjunta con el ministerio de Salud bonaerense estamos desarrollando el Programa “La salud mental es entre todas y todos” . Como allí hay una demanda y un problema, construimos un programa que interviene sobre el padecimiento subjetivo en las escuelas; También desarrollamos una Guía y un protocolo para intervenir en las situaciones de conflicto escolar . Junto al ministerio de Seguridad, llevamos adelante el programa “Cuidar y proteger escuelas y comunidades” en distritos del conurbano bonaerense.
“Con respeto pedimos colaboración a los medios de información y comunicación , que con frecuencia, sólo exhiben a las y los jóvenes como protagonistas de escenas de violencia, alimentando prejuicios y profundizando la exclusión social. Pierden así la oportunidad de comunicar un aspecto tan destacado en las juventudes, como la solidaridad y el compromiso con su prójimo. Son estos mismos jóvenes los que trabajaron solidariamente para recuperar a la ciudad de Bahía Blanca, limpiando escuelas, hospitales y calles anegadas.
“La escuela es y seguirá siendo el espacio prioritario del conocimiento, la palabra y la escucha ; el lugar que la sociedad ha elegido para trazar los caminos del consenso, para prevenir, resolver y contener los conflictos, en un contexto que naturaliza la violencia y considera al otro y otro, como un extraño que puede ser peligroso.
“Paulo Freire sostenía que “la paz se crea y se construye con la edificación incesante de la justicia” . La escuela es una institución diseñada para la paz, el encuentro y el respeto. Allí deben ser cuidados sus estudiantes, sus docentes y auxiliares, quienes también son agredidos con frecuencia inusual.
“Sin dejar de asumir las deudas, queremos reconocer a quienes construyen día a día, una mejor educación: a las y los estudiantes, educadores, auxiliares, cooperadores, representantes gremiales, familias.
“Desde nuestra perspectiva, la escuela tiene un umbral ético más alto que la sociedad , y renueva todos los días su compromiso con la construcción de una sociedad más justa e igualitaria”.
Fuente: https://abc.gob.ar/