Hace cinco años, un grupo de argentinos tuvo una idea tan sencilla como brillante: crear un sitio web con libros infantiles, con sus imágenes animadas en videos, contados en lenguaje de señas argentino para que chicos sordos de entre unos 4 y 9 años pudieran empezar a “leer” literatura en lengua escrita, una capacidad que es una verdadera rareza entre las personas sordas. Aunque las personas sordas vean, raro, no pueden leer un idioma.
Así de sorprendente: los chicos y adultos sordos no pueden disfrutar de la literatura leyendo una lengua natural. En la Argentina, se calcula que hay unos 950 mil sordos e hipoacúsicos. Entre los estrictamente sordos, cerca del 80 por ciento no puede acceder a la literatura.
De esa idea y esa realidad, nació un proyecto. Se trata de www.videolibros.org, desarrollado por la Asociación Civil Canales, que se convirtió en toda una innovación educativa. Tanto es así que hoy acaba de saberse que el proyecto “Videolibros en lengua de señas argentina”, que se descarga desde el sitio, es el ganador de uno de los premios internacionales más importantes destinados a iniciativas que logran encontrarle la vuelta a esos obstáculos que hacen que millones de chicos, o grandes, no puedan acceder a la educación.
El galardón es el WISE Award, que entrega desde hace seis años la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (WISE, por sus siglas en inglés), una influyente organización internacional con sede en Qatar cuyo objetivo es promover soluciones educativas innovadoras y alentar la colaboración entre los emprendedores sociales del mundo educativo.
“Videolibros ha revolucionado la educación para sordos”, sostiene WISE entre los argumentos que apoyan el otorgamiento del premio.
El proyecto argentino compitió con cuatrocientos proyectos de doce países y comparte el premio con otras cinco iniciativas. WISE busca de entrada propuestas probadas, en marcha, que ya estén produciendo impacto y capaces de escalar a otras regiones y sistemas educativos.
Para entender el impacto de la iniciativa de la ong Canales, hay que dejar hablar a su directora y fundadora, la licenciada en fonoaudiología y máster en lingüística del lenguaje de señas por la Purdue University, en Estados Unidos, Silvina Veinberg.
“El 95 por ciento de los chicos sordos viene de familias oyentes y padres no sordos que no manejan, o lo hacen de manera muy incipiente, la lengua de señas. Es decir que esos chicos no acceden a su lengua natural, la de señas, porque nadie se las enseña en sus hogares. Y así llegan a la escuela sin contar con una lengua”, explica Veinberg y continúa: “Si no pueden acceder a la lengua natural, no pueden aprender una segunda lengua, que para los sordos es el español. Es decir: no pueden leer el castellano”. Y sin esa capacidad, la literatura se convierte para ellos en un universo vedado. Inexplorado. Que no logran ni siquiera sospechar.
El proyecto argentino compitió con cuatrocientos proyectos de doce países y comparte el premio con otras cinco iniciativas.
Los sordos pueden decodificar letras u oraciones muy simples pero leer literatura era, hasta ahora, un imposible. “La gran mayoría de las personas sordas no lee literatura”, afirma Veinberg, y agrega: “Leer un libro literario es difícil aún para un hablante que posee una lengua natural. Es mucho más arduo todavía para alguien sordo: para ellos, leer metáforas es una tarea compleja”.
En ese sentido, WISE rescató una característica en particular de “Videolibros”: su carácter inclusivo único. “El material (del sitio web) está enfocado desde la mirada y la comprensión del mundo de la comunidad sorda”, explican desde Qatar.
Y esto se puede percibir de entrada al ingresar al sitio de “Videolibros”. Las páginas de los libros animados pasan lentas, se detienen segundos que parecen minutos en las imágenes animadas, a la espera de la traducción al lenguaje de señas que llegará unos instantes después.
Una lógica para sordos, la “lectura literaria” adaptada a la peculiar manera de percibir de las personas sordas, gobierna la edición de los videolibros. “Los chicos sordos tienen que ver varias cosas al mismo tiempo para poder ‘leer'”, desarrolla Veinberg. “El lector sordo primero debe mirar las imágenes y luego mirar las señas. Por eso necesita más tiempo”, afirma.
La metáfora y el estilo literario en general, con sus juegos temporales y su ambigüedad, es otro obstáculo para los sordos. Por eso el proceso de producción del cuento en lenguaje de señas tiene que ponerse en el lugar del sordo y comprender profundamente su manera de “leer”. Un “asesor sordo” es clave en el proceso de traducción del texto en castellano al lenguaje de seña argentino.
“El asesor es un hijo de sordos, casi monolingüe en el lenguaje de señas, con una lengua de señas riquísimas que puede mejorar la calidad de la traducción literaria”, desarrolla Veinberg.
El proceso de producción del cuento en lenguaje de señas se pone en el lugar del sordo y comprende profundamente su manera de “leer”.
El asesor sordo le suma algo así como su pluma, su riqueza de estilo. “Lo ves cerrando los ojos. Pensando cómo encontrar el mejor recurso de la lengua de señas, que no sólo está hecho de ademanes sino de la manera en que se inclina la cabeza o se mueven los ojos, por ejemplo”, dice la especialista que hace ya treinta años que trabaja con la comunidad sorda y conoce el tema de cerca, por un primo suyo, sordo.
Los adultos sordos de toda la vida, ya ancianos, también actores de los videos, se encuentran con la literatura por primera vez. “Mi mamá siempre me mostró el cuento de Caperucita Roja. Yo sabía que se la comía el lobo pero recién supe ahora porqué”, fue la confesión de una mujer mayor sorda el día que “leyó” Caperucita para “Videolibros”.
Los videolibros también incluyen relatos en voz alta para sumar a la familia oyente en la experiencia.
Pero hay otro aporte del proyecto, que lleva sus logros a terrenos más profundos todavía. Veinberg lo explica bien: “El lenguaje es comunicación pero con el lenguaje, también llega el pensamiento. Y la falta de acceso a un lenguaje complejo como el literario complica el desarrollo cognitivo en las personas sordas”.
De ahí la maravilla que encierra el proyecto de videolibros: con tan sólo una plataforma web, con una animación sencilla y con un intérprete sordo experto en lenguaje de señas “reescribiendo” el texto en su particular idioma a medida que pasan las páginas, el proyecto de Canales abre la puerta de la literatura a chicos pero también a grandes que no escuchan pero ahora pueden disfrutar de la literatura.
MÁS INNOVACIÓN EDUCATIVA
Los otros cinco proyectos educativos que ganaron el Premio WISE, además del proyecto argentino, fueron:
- Al-Bairaq: apuesta a la innovación a partir de la inmersión de alumnos de secundaria en actividades científicas.
- Bridge International Academies: un modelo estandarizado de educación de alta calidad accesible, en Kenia, a partir de la oferta de estudios avanzados, construcción de escuelas y la formación de docentes.
- Nafham: creación colaborativa de contenido de videos educativo adaptada a la curricula educativa de Egipto, Arabia Saudí, Kuwait, Algeria y Siria, en pos de mejorar el acceso a la educación y su calidad.
- The Educate! Experience: una oferta educativa para chicos de secundaria de Uganda para desarrollar sus capacidades emprendedoras en beneficio del desarrollo de un destino laboral y de la comunidad toda.
- The Talking Book Program: grabación de audio, en dispositivos accesibles, con lecciones útiles sobre salud y agricultura para comunidades agrícolas analfabetas en la Ghana rural.
Fuente: Luciana Vázquez para www.lanacion.com.ar |www.wise-qatar.org | www.wise-qatar.org/