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2En el 90 por ciento de las escuelas argentinas hay dispositivos digitales. Existe consenso entre directivos y docentes para incorporarlos a las aulas, pero todavía cuesta encontrar cómo. El uso de redes sociales, en aumento.

Entre docentes y directivos escolares argentinos hay consenso en que incorporar Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en las aulas es algo positivo y deseable. A diferencia de lo que pasaba hace una década, cuando las TIC todavía generaban resis
tencia, hoy los responsables de escuelas primarias y secundarias, estatales y privadas, están de acuerdo con que es necesario garantizar que chicas y chicos tengan acceso a ellas, como camino a la inclusión en la cultura digital y el cambio de pautas tradicionales en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Así lo relevó la Primera Encuesta Nacional sobre Integración de TIC en la Educación Básica, que Unicef presentó ayer y que puede consultarse, íntegro, online (http://www.unicef.org/argentina/spanish/media_31778.htm). El estudio entrevistó a 1446 directivos escolares, 4135 docentes y 9321 estudiantes de todo el país durante el segundo semestre de 2013 para trazar un panorama del equipamiento tecnológico en las aulas, pero también de la presencia de los dispositivos en la vida cotidiana. En 9 de cada 10 escuelas hay elementos tecnológicos básicos (televisor, reproductor de dvd, computadoras para uso pedagógico). Más del 90 por ciento de los directivos, docentes y estudiantes usa celular y más de la mitad tiene computadora en su casa; 7 de cada 10 encuestados tiene acceso doméstico a Internet. Y sin embargo, pocos de ellos conocen las lógicas de funcionamiento de aplicaciones y dispositivos, y la intensidad del uso de las TIC en clases es bajo, en tanto que pocos docentes aplican en sus clases lo que aprenden en las capacitaciones.

“Están todos de acuerdo en que tienen que estar las tecnologías en el aula. Esa desconfianza, esa barrera cultural ya ha sido superada. Pero después, cuando uno les pregunta si efectivamente las utilizan como dispositivo didáctico, el porcentaje baja. Están todos de acuerdo, pero el uso baja a menos del 50 por ciento. Por eso la encuesta indaga las causas de por qué se las usan tan poco, o por debajo del porcentaje de aceptación”, explicó a este diario Juan Carlos Tedesco, el experto a cargo de la investigación para Unicef.

La encuesta estableció que en las escuelas el equipamiento y el acceso a Internet varían de acuerdo con el nivel al que estén abocadas y, además, de acuerdo con una lógica propia de cada universo educativo. En algunos casos, de hecho, las escuelas estatales y las privadas presentan semejanzas. En términos generales, por ejemplo, las escuelas primarias, públicas o privadas, cuentan con menor cobertura de acceso a internet, disponibilidad de red interna y máquinas para tareas administrativas. Además, los docentes de secundario utilizan los recursos tecnológicos con más aplicación que los de primaria, tanto en el sector público como en el privado. Sin embargo, las primarias estatales tienen menos cantidad de computadoras para docentes y estudiantes que las privadas (67 por ciento ante 85 por ciento), también menos acceso a proyector (49 ante 76 por ciento), conexión a Internet (35 por ciento versus el 71) o disponibilidad de intranet (23 versus 53 por ciento). En tanto, en el nivel secundario, las privadas suelen tener más acceso que las públicas a Internet para el uso pedagógico (78 y 45 por ciento, respectivamente), computadoras para docentes y estudiantes (91 y 87 por ciento), computadoras para uso administrativo (99 versus 88 por ciento), reproductor de dvd (94 y 83 por ciento) y proyector (81 versus 62 por ciento).

Las carencias en cuanto a equipamiento explican la falta de uso de las TIC en los procesos pedagógicos tanto como la ausencia de un referente técnico en el establecimiento (alguien que, sencillamente, sea capaz de solucionar en el acto un problema con un equipo), señala el informe. Sin embargo, Tedesco indicó que también existen “problemas desde el punto de vista de la capacidad para usarlas” (ver aparte). “Un dato importante surgió cuando preguntamos a los estudiantes secundarios qué docentes usan más y cuáles usan menos las TIC: los que menos las usan son los profesores de ciencias. Y cuando uno indaga en profundidad, resulta que las causas son obvias. El profesor de historia tal vez los manda a Wikipedia, los hace cortar y pegar, y eso es considerado como un uso de la tecnología. En cambio, un profesor de física, de química, de tecnología, tiene que tener otro manejo, no puede resolver así. Existen simulaciones, programas para usar las computadoras escolares con contenidos científicos, aplicaciones que no son difíciles y están disponibles. Pero muchas veces los profesores no las usan porque no saben, y también, en parte, porque están acostumbrados a la enseñanza más libresca, más manual en algún sentido”.

–¿Cómo se puede cambiar eso?

–Es importante que los docentes no mencionan a los cursos de capacitación como fuente principal de aprendizaje. Estamos gastando fortunas en cursos que no tienen impacto, y no estamos explotando vías informales de aprendizaje, que podrían convertirse en otra cosa. Por ejemplo, podríamos capacitar a los docentes en equipo y en la misma escuela, no individualmente y fuera. Tiene mucho impacto cuando el profesor ve cómo se hacen las aplicaciones con los alumnos, no como en simulacro entre maestros y profesores. Es posible capacitar yendo a visitar a los que ya lo están haciendo. Hay que ampliar, diversificar esas modalidades.

–¿No hay un modelo a seguir?

–No hay un manual y sí hay que introducir innovación y experimentación, tener una política de innovaciones educativas que permita al sector público tener demanda más calificada, sino dependemos de lo que genera el sector privado, de las dos o tres empresas que manejan las TIC a nivel mundial. Por ejemplo, una empresa puede declarar que las notebooks son obsoletas y dejar de fabricarlas para dedicarse, en cambio, a las tabletas. Pero en términos pedagógicos la tableta no es mejor que la netbook, por cosas elementales como el tamaño del teclado (que crea condiciones que no son las mejores para los procesos educativos). Lo mismo pasa con programas informáticos. Si no experimenta, uno está sometido a eso y no siempre esas innovaciones responden a procesos de aprendizaje sino a necesidad de lucro de una empresa. Es importante tener políticas de innovación y experimentación en terreno, no solo a nivel nacional sino regional, porque las empresas de TIC son globales. Un bloque de países de la región, cooperando en algunas áreas, porque no todas son compatibles, como puede pasar con Historia, pero otras sí y son importantes también, como las ciencias exactas.

Fuente: www.pagina12.com.ar

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