Svalbard, el nuevo país europeo en el que los latinoamericanos pueden vivir y trabajar sin el requisito de visado. Una nación del viejo continente que es uno de los lugares con mayor crecimiento de mano de obra extranjera, entre ellas la de América Latina.
Los latinoamericanos que buscan un cambio repentino de escenario pueden mudarse inmediatamente a un destino europeo idílico y con bajos impuestos sin tener que desembolsar dinero en inversiones ni hacer cola para obtener un permiso de residencia, siempre que puedan soportar inviernos largos y oscuros.
Svalbard, un archipiélago gélido y hermoso gobernado por Noruega pero que existe fuera del espacio Schengen regulado por la Unión Europea, permite a cualquiera con la fortaleza necesaria para vivir a 400 millas del Polo Norte simplemente reservar un vuelo y quedarse para siempre, con algunas reglas básicas, por supuesto.
Para vivir en la única zona sin visado de Europa, donde la ciudad más grande, Longyearbyen, tiene poco más de 2.000 habitantes, la autosuficiencia es clave, debido a las escasas oportunidades laborales.
La región experimenta lo que se conoce como “noche polar” durante nada menos que 84 días al año (los amantes del sol deben buscar en otra parte) y los residentes deben llevar armas cuando salen de la ciudad, en caso de que se enfrenten a osos polares agresivos.
Un relato en primera persona
Aparte de eso, la vida en Svalbard es bastante genial, dijo recientemente la residente local Cecelia Blomdahl al Daily Mail.
La autora sueca, que empacó su vida en la relativamente templada Gotemburgo y se mudó a ese territorio helado y remoto en 2015, citó la «naturaleza impresionante» y una población local que ama celebrar las estaciones y los días festivos juntos como razones por las que no tiene prisa por regresar al continente nórdico.
“Cada estación tiene su magia única, pero si tuviera que elegir una favorita, sería la noche polar. Es una época especial del año en la que tomamos café a la luz de la luna, pasamos nuestros días bajo un cielo repleto de estrellas y, si tenemos suerte, disfrutamos del impresionante espectáculo de la aurora boreal”, explicó la mujer en su relato.
Cuando vuelve el sol, hay una gran fiesta en el pueblo, dijo Blomdahl.
“Todos nos reunimos junto a la antigua escalera del hospital, el primer lugar donde los rayos del sol llegan a la montaña por primera vez en cuatro meses. Juntos cantamos y aplaudimos para celebrar el regreso de la luz del sol a nuestro pueblo después de la larga oscuridad del invierno”, contó la mujer al medio británico.
Los veranos, comentó la entusiasta local, «son mágicos«. Además, dijo que los fiordos cercanos son el lugar ideal.
“Se pueden observar todo tipo de ballenas, así como morsas descansando en las playas”.
Los trabajadores remotos están bien atendidos aquí, señaló, citando algunas de las mejores velocidades de Internet del mundo, gracias a los cables submarinos de fibra óptica que recorren más de 500 millas, para servir a KSAT, la «estación terrestre satelital más grande del mundo«, que cuenta a la NASA entre sus clientes.
Sobre la vida en Svalbard
Svalbard es una de las zonas habitadas más septentrionales del mundo y gran parte de ella es una auténtica naturaleza salvaje.
La funcional ciudad de Longyearbyen está rodeada de gélidos fiordos, glaciares y tundra helada y atrae a personas con un auténtico espíritu aventurero.
Svalbard, un grupo de islas en el Alto Ártico, representa una de las zonas habitadas más septentrionales del mundo.
La vida humana se concentra en tan solo un puñado de asentamientos en la isla más grande, Spitsbergen.
El clima
Este remoto paraje natural de fiordos helados, glaciares y tundra congelada es un lugar para verdaderos aventureros, pero existen grandes desafíos, sobre todo el clima.
El verano trae consigo luz solar continua, mientras que el invierno es oscuro, con frecuentes tormentas de nieve y avalanchas.
Otro aspecto único de la vida en Svalbard son sus osos polares, que están tan cerca que es necesario mantener las puertas abiertas para refugiarse en caso de emergencia.
Las islas, regidas por el Tratado de Svalbard, gozan de derechos comerciales que se extienden a 46 naciones signatarias, y Noruega designa un gobernador que actúa como jefe de policía.
Fuente: Miguel Silvera para https://qpasa.com/
