En su discurso, la funcionaria celebró que por primera vez en la CRES “aparece la cuestión de las artes con contundencia”, y que dicha contundencia fue producto de “mucha insistencia por parte de las autoridades de universidades dedicadas a la enseñanza artística”. En esa linea resaltó el pedido para que se empezara a utilizar la fórmula “ciencia, técnica y artes”, algo que se espera sea incluido en la declaración final de la CRES 2018.
También, Torlucci planteó que hace 26 siglos ocurrió un “epistemicidio”, cuando “el logocentrismo definió que todas las creaciones poéticas y artísticas están fuera de la categoría de producción de conocimiento”. Señaló luego que “hasta el siglo XXI no hubo ni una universidad de Artes”, y que “la discusión se plantea como algo reciente, producto de la insistencia de las y los artistas”.
Asimismo, se refirió a la conferencia inaugural del Boaventura de Sousa Santos (es doctor en Sociología del derecho por la Universidad de Yale y catedrático de Sociología en la Universidad de Coímbra) y destacó tres puntos fundamentales: en primer término la necesidad de una universidad que sirva para descolonizar, de modo que pueda garantizar el “buen vivir” de los pueblos; en segundo lugar la necesidad de generar una despatriarcalización, en el sentido de que las mujeres no deben ser objeto de estudio, sino sujetos de conocimiento. En ese sentido trazó un paralelo con las y los artistas, que también deben ser sujetos de conocimiento, y por lo tanto trabajar de manera interdisciplinaria con científicos y tecnólogos. En ese punto, la Rectora de la UNA también sostuvo que “las y los artistas vamos a transformar la educación”, por un lado “poniendo en cuestionamiento el esquematismo que necesita el paradigma hegemónico”, aunque también “conectando, articulando y generando redes, entre todas las instituciones de educación artística, sean del nivel que sean”. Como tercer punto marcó la necesidad de luchar contra el mercantilismo, y que dicha tarea no puede hacerse separada de los dos puntos anteriores.
Luego, haciendo honor al centenario de la Reforma Universitaria de 1918, sostuvo que hay que actualizarla e “ir por los dolores que nos quedan”, como el derecho al arte en la educación, y como la necesidad de “comprender que la participación de las mujeres en la universidad no pude quedar solamente en el aprendizaje”. En esa dirección mencionó que “los números muestran que los titulares de cátedras son 70% varones, y que hay sólo 5 rectoras en todo el sistema universitario de Argentina”.
Finalmente, Torlucci leyó el manifiesto de Guayaquil elaborado en el Segundo Encuentro Internacional de Artes, en el que muchas personalidades del sistema universitario defendieron a la educación artística como un derecho en la educación en todos sus niveles. En ese sentido planteó “la necesidad de trabajar con todos los sistemas educativos, para que incluso los niños puedan empezar su recorrido educativo aprendiendo a pensar artísticamente”.