La IB pasaría, en este escenario y bajo el supuesto de identificar todas las temáticas libres con la IB, de 640 plazas a 225, operando así una reducción del 64.8%. Por su parte las plazas en TE se elevarían de 160 a 225, un incremento del 40.6%, en un contexto general de achicamiento del sector. Ante esto dos consideraciones son cruciales:
En primer lugar, el ingreso a carrera en el CONICET obra como un punto de inflexión entre recursos humanos que están plenamente formados y su inserción en el tramado del SNC. La formación de recursos humanos en las últimas décadas ha estado orientada al desarrollo en IB. Por el contrario, las determinaciones recientes en el marco de las políticas de CyT alientan la focalización excesiva de corto plazo en el marco de un achicamiento o estancamiento del sector. Estas restricciones alcanzan, incluso, el nivel inicial en la formación de recursos, ya que en el último llamado la cantidad de becas se redujo un 11.6% (se adjudicaron 2796 becas en comparación con las 3164 de la convocatoria anterior). Este conjunto de medidas tendrá por resultado impedir alcanzar al SNC los umbrales críticos que permitirían en el largo plazo alcanzar los objetivos delineados oportunamente.
En segundo lugar estas medidas cortoplacistas e insostenibles se aplican sobre una población orientada en la dirección contraria. Las consecuencias de estas inconsistencias nos acompañarán durante décadas, porque esos son los plazos requeridos para que un sistema nacional de ciencia y técnica pueda alcanzar las cotas mínimas requeridas para volverse sostenible y provechoso.
Los TE en sí mismos resultan problemáticos, ya que están definidos en el plan AI2020 sobre una base extremadamente parcial y sesgada de los ámbitos de conocimiento. El Plan propone la focalización en seis sectores: agroindustria, industria, energía, ambiente y desarrollo sustentable, desarrollo social y salud. En el desagregado se detalla una treintena de temas específicos, en la cual resulta extremadamente dificultoso dar lugar a la IB.
Adicionalmente, y teniendo en cuenta el nuevo panorama de focalización y achicamiento que enmarca las políticas hacia el SNC, los ámbitos disciplinares en su conjunto pierden autonomía para decidir los temas a investigar, cualquiera sea su perfil (básico o aplicado, estratégico o no), quedando sometidos de allí en más a estímulos, presiones y orientaciones gubernamentales de la más variada discrecionalidad.
Esta orientación estratégica colisiona con la estructura de largo plazo adoptada en el marco de las grandes áreas del CONICET, en la medida en que los sectores y los temas del AI2020 cuadran de manera muy parcial con los desarrollos de largo plazo del CONICET en materia de formación de recursos.
Cualquier vocación por incidir en este perfil debe plasmarse en políticas acordadas con los actores relevantes del sector, sostenidas en el tiempo por encima, incluso, de las urgencias y apremios gubernamentales. La saludable intención de fortalecer el horizonte de aplicación de los conocimientos generados en el marco del SNC no puede ir en detrimento de la viabilidad del sistema en el que esos conocimientos se producen. El desarrollo de áreas estratégicas es de fundamental importancia, pero debe enmarcarse en un contexto en el cual no necesariamente se estrangulen los desarrollos en IB.
En última instancia, ninguna orientación en el marco del SNC, estratégica o básica, aplicada o fundamental, es sostenible mientras se priva al mismo de los recursos humanos y financieros que permiten alcanzar los umbrales mínimos de sostenibilidad. El conflicto abierto en 2016 en torno a los ingresos a la CIC no está resuelto. No sólo resulta imperativo dar ingreso a aquellos que concursaron y obtuvieron legítimamente las recomendaciones de las instancias administrativas pertinentes, sino que las futuras convocatorias deben llamarse abandonando la aparente prioridad concedida a la focalización en torno de una base temática cada vez más restringida.
No hay conocimiento alguno que pueda generarse en el contexto de un sistema científico exánime.
La solución de esta coyuntura crítica está al alcance de la mano, por medio de los correspondientes instrumentos de administración presupuestaria.
En definitiva, creemos que otra perspectiva es necesaria para repensar el horizonte abierto por esta coyuntura crítica, de cara a la evolución y sostenibilidad de largo plazo del sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación de nuestro país.
LISTA DE ADHESIONES
1. Claudia Mársico – Directora del Departamento de Filosofía UBA/CONICET – DNI: 21.858.826
2. Marcelo Campagno – Director del Departamento de Historia UBA/CONICET – DNI: 18.423.269
3. Miguel Vedda – Director del Departamento de Letras UBA/CONICET – DNI: 20.536.917
4. Adriana Villa – Directora del Departamento de Geografía UBA – DNI: 10.108.757
5. Pablo Pineau – Director del Departamento de Ciencias de la Educación UBA – DNI: 18.062.129
6. Claudia D’Amico – CTA3 Universidad de Buenos Aires/CONICET – DNI: 16.454.865
7. Alberto Damiani – Secretario de Posgrado FFyL-UBA/CONICET – DNI: 17.295.726
8. Ricardo Manetti – Director del Departamento de Artes UBA – DNI: 16.028.285
9. Liliana Pégolo – Directora del Departamento de Letras Clásicas UBA – 13.753.352
10. Mauricio Boivin – Director del Departamento de Ciencias Antropológicas UBA – 5.525.326
11. Francisco Bertelloni – Director del Instituto de Filosofía UBA/CONICET – 7.598.785
Fuente: https://docs.google.