El aceite de oliva es una de las grasas vegetales más antiguas y compone la fuente principal de lípidos en la dieta mediterránea. Esta dieta, mundialmente conocida, consiste en un estilo de vida basado en una nutrición equilibrada y variada en la que predominan los alimentos obtenidos de los cultivos tradicionales de la zona geográfica bañada por el Mediterráneo: el trigo, el olivo y la vid.
Miguel Fornés, director de una investigación sobre los beneficios del consumo de aceite de oliva en nuestra región (junto a un equipo de profesionales de las facultades de Medicina y Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo), explicó: “Nosotros trabajamos la parte de fertilidad masculina, vinculada con hipercolesterolemia y cómo el aceite de oliva la corrige”.
Concretamente, el estudio trabaja con conejos que son alimentados con una dieta grasa. Obviamente, estas condiciones son atípicas porque normalmente no consumen grasas de origen animal y esto promueve la hipercolesterolemia en los animales. Lo interesante de esta investigación es que, al agregarle al alimento de los conejos aceite de oliva, pudieron observar que bajaban los niveles de colesterol y los acercaba casi a los normales.
“Lo que hacemos es agregarle al alimento balanceado el primer jugo bovino (que es el que se compra en el supermercado para las empanadas). Este jugo es muy malo para la salud porque tiene todas las grasas perjudiciales. Hay que eliminar de las dietas todas las grasas de este origen. Además, todo lo que sean grasas es equivalente al aceite, entonces se puede consumir éste pero de origen vegetal”, aclara Fornés.
La dieta mediterránea
Los beneficios del consumo del aceite de oliva se conocen hace ya mucho tiempo. Por los años ‘70 estudios epidemiológicos comenzaron a estudiar la alimentación de los pueblos que vivían a orillas del mar Mediterráneo y compararon su dieta con la de los pueblos del norte de Europa. Descubrieron que, a pesar que comían similares cantidades de grasas, los del Mediterráneo tenían menos problemas cardiovasculares.
A partir de allí se empezó a promocionar la dieta mediterránea basada en frutas, verduras, mucho aceite de oliva y pescado. Y en ese momento también, se empezó a analizar el aceite de oliva y se encontraron todos los beneficios que brinda (sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, entre otras).
“Lo que no se había estudiado hasta el momento, y demostramos en trabajos recientes, es que cuando se altera el colesterol en sangre en estos conejos se altera el espermatogénesis. Esto sí es un aporte original de nuestra investigación” agrega el investigador de la UNCuyo.
Tal como sucede en una persona adulta con obesidad, a medida que aumenta el colesterol en sangre de los animales, aumenta también la presión. En esta situación el equipo de investigadores observó que los espermatozoides comenzaban a tener problemas y la fertilidad decaía. “Lo que también pudimos observar es que el aceite de oliva que nosotros incorporábamos a la alimentación mejoraba los parámetros de fertilidad. Esto no significa que traspolado a humanos funcione exactamente igual; pero lo que se puede inferir es que si un individuo consume aceite de oliva, va a tener una dieta más saludable que si no lo consume”, analiza Fornés.
Es importante aclarar es que si una persona tiene un colesterol elevado no tiene que descuidarse. Tiene que ir al doctor y controlar la patología con un especialista. “No siempre el aumento de colesterol es por la misma causa. Si bien muchas veces es por una mala dieta (comida chatarra, sándwiches, carne vacuna), muchas colesterolemias pueden darse por predisposición genética o familiar. Una persona con estas características no puede controlarlo sólo con el consumo de aceite de oliva. Entonces, lo que hay que tener en cuenta es, que el aceite de oliva es un alimento saludable, ayuda a mejorar muchas de estas patologías, pero no reemplaza a los medicamentos” concluye el investigador.
Fuente: www.uncu.edu.ar