viernes, abril 19, 2024

A la voz de aula

La vuelta a clases será escalonada y con prioridades: tendrán prioridad los alumnos de quinto año y los chicos de zonas vulnerables. El plan oficial es retomar el ciclo lectivo en agosto en casi todo el país, salvo el AMBA. Empezarán primero los que deban terminar la primaria y el secundario. Los protocolos en marcha.

Pasaron tres meses desde que Alberto Fernández anunció una de las primeras medidas destinadas a evitar la propagación del coronavirus en el territorio nacional, la suspensión de clases presenciales. Desde entonces, el gobierno nacional, en conjunto con las carteras de Educación provinciales, así como sindicatos y grupos que nuclean rectores y docentes, analizan cómo y cuándo volver a las aulas. Ahora están en desarrollo los protocolos que apuntan a posibilitar un regreso escalonado a las aulas para agosto en casi todo el país, excepto el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). El objetivo, sin embargo, no es «volver a la normalidad», sino que se están definiendo prioridades a atender en cada jurisdicción, anteponiendo las necesidades de aquellos sectores a los que más les afectó la interrupción de la presencialidad. Según averiguó Página/12 en diálogo con diferentes referentes educativos, esos sectores son dos: les estudiantes que están cursando el último año del secundario y los chicos y chicas más vulnerables que, alejados y en zonas rurales, no pudieron mantenerse comunicados durante la primacía de la virtualidad de la enseñanza.

«Existen tres elementos que, de sostenerse la situación epidemiológica actual, permitirán el retorno de las clases en agosto: el primero es el diseño de protocolos que tienen como objetivo el distanciamiento social para disminuir la posibilidad del contagio; el segundo está vinculado a la fase en la que se encuentra la provincia o el departamento en cuanto a la circulación del virus; y el tercero es el consenso necesario entre familias, sindicatos y gobernadores para regresar a la escuela, ya que existe un lógico temor al contagio. La construcción colectiva de los protocolos pretende, precisamente, enfrentar esa incertidumbre», explicó el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, a Página/12.  Actualmente, la cartera nacional de Educación está diseñando un marco general de pautas mínimas destinadas a garantizar el distanciamiento social en las instituciones educativas, teniendo en cuenta la diversidad estructural de cada una. El objetivo es que cada provincia adopte estos lineamientos básicos antes de abrir las aulas en agosto y las afine y profundice de acuerdo a sus requerimientos más «estrictos». 

En términos generales, las clases de la «nueva normalidad» deberán incluir pautas de distanciamiento en las aulas y los espacios comunes (los recreos no podrán ser compartidos entre diferentes grados, por ejemplo), ingreso escalonado a las escuelas para no aglomerar personas en las calles y en el transporte, así como también extremar las normas de higiene (después de cada turno se hará una desinfección total de la escuela) y elaborar un protocolo sobre cómo actuar ante eventuales casos positivos de covid-19. Se proyecta un «sistema dual» que apunta a dividir las aulas en grupos de manera que cada grupo se turnará para ir a la escuela en diferentes días de la semana, intercalando así días de clases presenciales y días de clases virtuales. «Esta es la nueva normalidad que tendremos en el marco de la pandemia, la cual se sostendrá hasta que encontremos una vacuna o un tratamiento para el virus», determinó Trotta.

«Hay que poner el foco en aquellos que están terminando el último año del secundario para poder trabajar con ellos lo que va a ser el cierre de los 14 años de la educación obligatoria», adelantó Nicolás Trotta. Tanto para el gobierno nacional como para los gobiernos provinciales, la prioridad en el esquema de retorno a las clases son les adolescentes que están terminando el secundario y que, de quererlo, pretenden ingresar a la educación superior. Por este motivo es que se comenzó a diseñar un calendario especial que facilite la articulación entre ambos niveles educativos, extendiendo el ciclo lectivo para los estudiantes de 5º o 6º año hasta febrero-abril y prorrogando hasta mayo-junio el período de inscripción en las universidades.

«Entre el sistema universitario y el Consejo Federal de Educación estamos analizando diferentes estrategias que nos permitan acordar sobre cómo va a ser la acreditación y culminación del quinto año de la escuela secundaria. El objetivo es tener la mayor flexibilidad posible para poder garantizarles a los chicos que están cursando su último año del secundario que, el año que viene, van a poder incorporarse a la universidad», explicó la presidenta del Consejo Interuniversitario Nacional, Delfina Veiravé, quien el martes participó de una reunión virtual con Trotta, autoridades del Consejo de Rectores de Universidades Privadas y ministros de Educación provinciales, en la que se avanzó en un acuerdo para el ingreso a la educación superior en el 2021. La decisión de implementar una articulación entre universidades y secundarios no es nueva, ya que durante el ciclo 2020 ya se debió acordar la postergación de los plazos administrativos para aquellos y aquellas estudiantes que habían terminado la escuela el año pasado y querían ingresar a la universidad, ya que muchos no pudieron retirar sus títulos debido al cierre de las escuelas.

«Nosotros tomamos la decisión de que la prioridad cuando se habilite la presencialidad la van a tener los chicos de sexto grado de la escuela primaria y los estudiantes de sexto año de la secundaria. La idea es tomar los primeros años del 2021 para completar la currícula del 2020 y certificar su egreso, de modo que los chicos de la primaria puedan entrar al secundario y los que dejan el secundario y quieran estudios superiores tengan toda la documentación para hacerlo», agregó el ministro de Educación de Córdoba, Walter Grahovac, una de las varias jurisdicciones con las que habló Página/12 que antepondrán a les jóvenes que están terminando el secundario para cuando haya una vuelta a las clases en agosto. «Las universidades tienen la disposición de avanzar en este sentido, ya hablé con (Héctor) Juri y me dijo que la Universidad Nacional de Córdoba pretendía seguir esa línea», agregó.

«Lo que tenemos que hacer es llegar a los chicos que tuvieron problemas de conectividad durante estos meses. Hoy tenemos varias herramientas pedagógicas a través de los portales de Internet y las cartillas que entregamos tanto desde provincia como desde Nación, pero hay varios casos en los cuales el docente nunca pudo comunicarse», advirtió el ministro de Educación de Salta, Matías Cánepa. Y es que, según explicó el ministro, existen zonas de Salta en las que no se pudieron continuar las clases de manera virtual (o incluso analógica, a través de la radio y los cuadernillos) desde que se suspendieron las clases. Zonas de parajes, rurales y alejados, en donde también se encuentran las comunidades originarias, en las que no hay casi conexión y las clases se han detenido desde diciembre. «Si bien esto se va a recuperar, la vuelta a la escuela va a ser más difícil para estos chicos que no han podido estudiar nada. Cuando analicemos la vuelta a las clases tenemos que prestar atención a la ruralidad, en donde capaz se nos permite una flexibilidad mayor», reflexionó Cánepa.

El regreso a las clases en las escuelas rurales fue destacado también por el gobierno nacional –Trotta especuló con la posibilidad de adelantar la apertura de las escuelas rurales, incluso antes de agosto– y de otros gobiernos provinciales. Según indicaron desde el Ministerio de Educación de Mendoza a este diario, la prioridad para ellos serán precisamente aquellos sectores con «trayectorias truncas o muy débiles», es decir en donde casi no hubo comunicación escuelas-familias, vinculadas a los sectores más vulnerables. Por sectores «más vulnerables», el Ministerio de Educación mendocino no se refiere sólo a los chicos y chicas de los barrios populares, sino también a aquellas zonas rurales en donde «por ahí tienen una computadora buenísima, pero no llega la señal de teléfono o de Internet». La brecha digital existente entre las zonas rurales y las urbanas hace que el retorno a clases sea mucho más urgente para los chicos y chicas que viven en parajes más alejados.

«En una Argentina profundamente desigual es equivocado pensar que estamos en una instancia de virtualización educativa. Esa es la realidad que nos toca transitar, mucho más después de lo que fue la interrupción del programa «Conectar Igualdad», que implicó la distribución de 5.300.000 computadoras en cinco años durante la gestión de Cristina Kirchner. Los retrocesos de los últimos cuatro años han sido muy marcados en lo que es la conectividad», disparó Trotta contra el gobierno de Mauricio Macri.

La vuelta a las aulas en agosto es un objetivo que atañe al 85 por ciento del territorio nacional, es decir a todas las provincias a excepción del AMBA. En el caso de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense, en donde se concentran el 90 por ciento de los contagios del país, la situación es más «incierta» y el horizonte para el regreso a las clases presenciales pareciera extenderse más allá de las vacaciones de invierno. «Tenemos que esperar a la semana que viene para ver si transitamos el pico de contagios, de bajar la curva podríamos tener una mirada más optimista. Pero dadas las condiciones actuales no es posible imaginar un regreso en el mes de agosto», adelantó Trotta. 

Mientras tanto, las provincias que no cuentan con transmisión local del virus están preparando protocolos específicos que tengan en cuenta las particularidades de cada región. En el caso de Córdoba, por ejemplo, se están diferenciando lo que llaman las «zonas blancas», es decir en donde no hay circulación comunitaria, de la ciudad de Córdoba, en donde sí la hay. Salta, por otro lado, tiene interés más que nada en que se priorice la presencialidad de los chicos y chicas que terminan séptimo grado y quinto año («epidemiológicamente no estamos en condiciones para que vuelva todo el mundo al mismo tiempo», indicó el ministro). «Las provincias vamos a hacer un protocolo de acuerdo a nuestra realidad geográfica y demográfica, que incluye los servicios de salud existentes además de las escuelas. La idea es que podamos respetar las realidades de cada región, es decir que existe, por ejemplo, la posibilidad de que en algunas zonas no sea necesario desdoblar las aulas y allí los chicos podrán ir a clase todos los días», precisó el ministro cordobés Grahovac.

En las villas los pibes no tienen aula virtual

El estudio se interrumpió desde que se declaró la cuarentena por falta de insumos.

Un relevamiento efectuado por la Universidad Popular del Movimiento Barrios de Pie (Somos) a 200 niños, niñas y adolescentes que concurren a centros educativos comunitarios en barrios populares evidencia las dificultades que tienen los alumnos de las poblaciones vulnerables para acceder a los insumos básicos para seguir las clases a distancia durante la cuarentena por la pandemia de coronavirus. De acuerdo a los datos: el 82,5 por ciento no tiene internet, el 70 por ciento no posee computadora y el 85 por ciento no había recibido hasta comienzos de mayo, a casi dos meses de suspendidas las clases, ningún cuadernillo impreso para que los alumnos sigan las actividades. La legisladora y presidenta de la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud, Laura Velasco, dijo que la encuesta demuestra que «no es cierto que el 93 por ciento» de los estudiantes de la Ciudad «pueden continuar su escolaridad por vía virtual», como afirmó el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta.

El relevamiento sobre continuidad pedagógica en contexto de pandemia fue realizado durante la primera quincena de mayo en los centros educativos que tiene la Universidad Popular en los barrios del sur de la Ciudad: La Boca, villa 21-24 de Barracas, en el bajo Flores, barrio Fatima y los Piletones de Villa Soldati, Villa 20 (Lugano), barrio Cildañez en Parque Avellaneda, Pirelli, Mataderos y Ciudad Oculta.

«El estudio se hizo con las familias de apoyos escolares que concurren a nuestros centros educativos a través de WhatsApp, con llamada telefónica y mensajes porque en cada uno de esos centros de apoyo hay un grupo de armado de WhatsApp», detalló a Página/12 Agustina Eroles, maestra de primaria y coordinadora del área de educación de la Universidad.

La encuesta abarcó a alumnos de nivel inicial hasta estudiantes de primer año de secundario, que es la franja de alumnos a los que les dan apoyo escolar en los centros educativos. «El estudio lo empezamos a hacer con la intención de garantizar la continuidad pedagógica sabiendo que la virtualidad es un límite en los barrios populares. Pero el resultado fue peor de lo que esperábamos», advirtió la docente.

«El 70 por ciento no tiene computadora a nivel familiar y el 82,5 no tiene acceso a Inernet. En este último caso, lo que preguntamos era si tenían acceso suficiente, es decir datos que no se acaben en seguida, o wifi, como para hacer una tarea, seguir un video. Además, hasta ese momento, no habían recibido ningún material didáctico impreso enviado desde los colegios», dijo Eroles. Y explicó que de todas esas deficiencias, sólo «la cuestión de los cuadernillos mejoró. Llegaron los que envió Nación. El gobierno de la Ciudad no hizo nada al respecto».

La encuesta también indagó sobre el vínculo con la escuela y las tareas escolares: el 92 por ciento manifestó estar en contacto con los docentes. No obstante, Eroles remarcó que «en contacto es distinto a estar estudiando y pudiendo seguir las actividades por vía digital». Y en cuanto a las tareas, la docente explicó que «les preguntamos si les parecía mucha, poca o suficiente la tarea que les daban. Y el 60 por ciento dijo que le parecía mucha. Y esto está vinculado no con la cantidad sino con las dificultades para hacer las tareas cuando no tenés acceso a Internet o a una computadora».

Y agregó que «en muchos casos les parecía mucha a las familias porque se multiplica por la cantidad de chicos que tienen, a lo que se agrega la falta de recursos tecnológicos. El 80 por ciento de las que ayudan son las madres, y tienen que ayudar a varios pibes. En el 15 por ciento de los casos la ayuda es de las abuelas y tías, y sólo en el 5 por ciento de los casos los padres».

El informe además consigna que ninguno de los chicos con discapacidad que asisten a estos centros de apoyo tiene continuidad pedagógica, y que el 5 por ciento, de nivel inicial y primer grado, no tuvieron acceso a vacantes escolares. Y remarca la necesidad de garantizar «computadoras y conectividad para estudiantes y docentes. Uso gratuito de mensajes de texto y audios de WhatsApp hasta que regresen las clases presenciales. Y material pedagógico impreso, libros, recursos para la educación artística y juegos didácticos con especial énfasis en la educación de la primera infancia”.

Velasco, legisladora del Frente de Todos, sostuvo que los datos del relevamiento «son muy valiosos», y remarcó que «a pesar del compromiso de los y las docentes, en nuestros barrios populares, no sólo la mayoría no tienen computadoras ni internet sino que algunos ni siquiera pudieron acceder a una vacante. Por eso es fundamental contar desde el Estado con políticas públicas y presupuesto para que todos nuestros niños, niñas y adolescentes, sobre todo aquellos de los barrios más humildes, puedan continuar con su escolaridad».

En este sentido, cabe recordar que hay un fallo de esta semana del juez Andrés Gallardo que ordena al Ejecutivo porteño que entregue a todos los estudiantes en condición de vulnerabilidad social un dispositivo que le permita continuar con la educación a distancia, y que instale antenas que provean wifi en todas las villas y asentamientos de la Ciudad. A esta medida se suma que el Senado sancionó el jueves pasado una ley de educación que incorpora la modalidad a distancia para casos excepcionales como pandemias y catástrofes, que obliga al Estado a proveer de recursos tecnológicos y conectividad que promuevan la igualdad educativa con condiciones de calidad y la adopción de condiciones de salud y seguridad en el trabajo.

Fuente: María Cafferata y Nicolás Romero para www.pagina12.com.ar

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