viernes, marzo 29, 2024
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Los universitarios prefieren un buen profesor aunque no use tecnología, al menos en España, según revelan últimos estudios hechos sobre todas las innovaciones que se registran en el mundo anglosajón dentro del sistema de educación superior, que empezó a sacudirse a fines del siglo pasado con las reformas de Bologna, de aplicación dispar estos años en el viejo continente.

Un nuevo estudio sobre la innovación en la educación universitaria revela que la transformación educativa que se está produciendo en el mundo anglosajón está lejos de llegar a España por la falta de impulso de los estudiantes, profesores y consejos de dirección de los campus. 

Los cambios metodológicos existentes en algunos centros se producen por iniciativas de determinados docentes activos pero no es una cuestión sistémica, que no es reclamada ni por los estudiantes, ni por los claustros ni implementada de forma firme por parte de los rectorados. Esta es una de las conclusiones del estudio Competències mediàtiques de la ciutadania en mitjans digitals emergents en entorns universitaris presentado en el campus Poblenou de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) que ha analizado 38 universidades españolas.

Según el mismo, los estudiantes no se imaginan las posibilidades que ofrecen lo medios tecnológicos para recibir una educación diferente a la tradicional, un aprendizaje más participativo y flexible. De hecho, confunden “innovación a través de la tecnología” con “introducción de la tecnología en el aula”. Y, además, prefieren que los dispositivos móviles se usen sólo con fines privados.

Pocos docentes son capaces de aprovechar la ubicuidad y la funcionalidad compleja de los dispositivos

El informe que aún no se ha publicado pero que ayer fue comentado en las jornadas de educación, está dirigido por Mònica Figueras, directora del grupo de investigación JOVIS com de la UPF. Con las salvedades en las respuestas entre diferentes autonomías, que tienen contextos educativos distintos, los alumnos creen que las tecnologías no son necesarias en todas las asignaturas y que lo más importante en sus aprendizajes es el profesor y que éste les motive, explica Figueras, por encima de cómo imparte la clase. Y no les gusta que maneje medios tecnológicos si no sabe hacerlo.Por su parte, consideran que el uso del móvil en el aula a menudo les distrae de la clase.

Cuando se les pregunta por innovación “señalan aspectos como el uso de ordenadores y proyectores de las aulas, o software como Prezi y Drive”, y no mencionan las características de la verdadera transformación educativa, “como los aprendizajes con el móvil (m-learning), en línea (e-learning) y semipresenciales (blended learning)”, apunta la
investigadora de la UPF. Esa con-fusión hace pensar al grupo investigador que “no se plantean la innovación porque no saben lo que significa”.

El uso de móviles, tabletas y ordenadores personales lo asocian a su vida privada. “Como mucho afirman tener un grupo de WhatsApp donde pasarse apuntes y dudas”, indica Figueras.

La falta de demanda innovadora por parte de los alumnos coincide con la escasa práctica por parte de los docentes y la escasa política estratégica en los consejos de dirección de los campus.

Respecto a los responsables de innovación docente consultados para el estudio, se indica que usan la tecnología como “una herramienta más”, “un posible apoyo de algunos métodos” o “una ayuda inmejorable para facilitar ciertos accesos”.

Valoran positivamente los dispositivos móviles, sobre todo desde una perspectiva didáctica, cuando se utilizan “para realizar videoconferencias, para gestionar de forma ubicua chats y foros académicos relacionados con las asignaturas o para el fomento de la participación del alumnado en la vida académica e investigadora”. En cambio, pocos reconocen características intrínsecas de los dispositivos como su ubicuidad y su funcionalidad compleja que permite, por ejemplo, la geolocalización, la posibilidad de crear realidades virtuales o aumentadas, la gamificación y la capacidad de registro, procesamiento y análisis de datos en tiempo real.

“Resulta sorprendente –apunta la profesora– que el énfasis se ponga en el profesor y no en la motivación del alumno o en la mejora en la comprensión”, indica. Así, se dan más respuestas que hacen referencia al “desarrollo profesional docente” que a la búsqueda de modelos “más centrados en el aprendizaje del alumno”.

FUENTE: CARINA FARRERAS PARA https://www.lavanguardia.com

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