martes, marzo 19, 2024
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Educación financiera: ¿alumnos o clientes?

Críticas y advertencias por la «educación financiera» que implementará la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De alumnos a clientes, la nueva escuela porteña. Los cursos serán «validados» y dictados por empresas privadas.  Qué opinan representantes de la oposición, docentes y  los especialistas en educación y economía.

El anuncio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sobre la implementación de “educación financiera” en escuelas secundarias de gestión pública y privada provocó una serie de críticas e inquietudes en la comunidad educativa. El dictado de los cursos por parte de empresas privadas y el desplazamiento de los docentes, el potencial aprovechamiento de estas empresas para usar a los alumnos como clientes y recibir dinero del GCBA, la incorporación de temas como la inversión en criptomonedas y la formación acrítica respecto al funcionamiento de la economía fueron algunos de los ejes que plantearon a Página/12 distintos representantes de la política, docentes, especialistas en educación y economía.

“La educación financiera es necesaria porque los sujetos nos movemos en un sistema financiero, pero ninguna propuesta educativa puede ser pensada de espaldas a los docentes, como ocurre en este caso”, dijo a este diario la diputada del Frente de Todos e integrante de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, Mara Brawer. En la misma línea, el legislador porteño del FdT Matías Barroetaveña sostuvo que “es preocupante que el GCBA diga que esta iniciativa está validada por un grupo de empresas y consultoras privadas. Claramente el sistema educativo no necesita que las empresas tengan este rol y no está previsto que los privados validen los contenidos educativos”.

El diputado aclaró que en el FdT “estamos a favor de la inclusión financiera”, pero desde una perspectiva que apunte a “dotar de herramientas a los jóvenes para hacer frente a sus derechos de consumidor ante la usura y la especulación, y para desarrollar emprendimientos productivos. Lo que proponen ellos es formar especuladores”. Para Brawer, el modo en que está planteada la iniciativa del GCBA muestra que “la educación no se piensa como formación ciudadana y con valores democráticos, sino como un recurso humano, pensando en emprendedores”. La profesora e investigadora de la UBA Myriam Feldfeber hizo una lectura similar sobre la propuesta: “el GCBA está legitimando un modelo de especulación financiera donde las empresas hacen negocios. Esto puede ser la ampliación de usuarios para estas empresas, con una lógica de mercantilización de la educación”.

La información brindada por la cartera que dirige Soledad Acuña por ahora es escueta. La implementación de “educación financiera” se plantea como complemento de las prácticas laborales no remuneradas y consiste en 30 horas de cursos centrados en distintos ejes: la importancia de la educación financiera; buenos hábitos; orientación vocacional; billeteras electrónicas y criptomonedas; consumo responsable; plan de ahorro y productos de crédito; reglas de oro para tus finanzas.

Consultados por Página/12, voceros del Ministerio de Educación porteño indicaron que “el diseño de los cursos estuvo a cargo de la cartera y tuvo el visto bueno de las organizaciones”. Se trata de empresas líderes del sector “fintech” como Ualá, Mercado Libre, la Cámara de Fintech de Argentina, Mujer Financiera, Ripio, Balanz, Afluenta y Poincenot. “El Ministerio va a definir a los equipos que tendrán a cargo el dictado de clases donde las empresas y organizaciones podrán tener participación”, agregaron los voceros y aclararon que “no se les pagará a las empresas”.

Barroetaveña puso en duda la gratuidad de estos cursos. “No es la primera vez que el GCBA habla de un servicio gratuito que después no es gratis. Lo denunciamos con el Movistar Arena y con La Rural: decían que se ponían centros gratuitos de testeos de Covid y después aparecieron pagos de decenas de millones de pesos todos los meses. En vez de pagarles o contratarlos, y salteando el proceso de negociación, terminaron reconociéndoles gastos y en ese reconocimiento hay sumas millonarias. No me llamaría la atención que ahora hicieran lo mismo, siempre son bastante poco claros”, especuló. Sumado a esto, los miembros de la comunidad educativa señalaron que estas empresas podrían financiarse con la incorporación de los alumnos como clientes, ya que venden el tipo de asesoramiento que darán en los cursos.

Los y las especialistas consultadas estuvieron de acuerdo en que la formación en educación financiera no es el problema, pero manifestaron preocupación por el hecho de que sean las empresas las encargadas de dictar los cursos, en lugar de abordar los mismos temas en materias como economía o matemática. Feldfeber señaló que “el tema de la inclusión financiera tiene que estar dentro de una materia de economía. Una de las cosas que señalan como argumento para este proyecto es que los chicos no manejan la tasa de interés compuesta. Es un tema a trabajar en matemática, en todo caso articulado con economía”. “De ahí no se desprende la necesidad de una educación financiera a cargo de las empresas que venden sus servicios y sus productos. Lo que les van a enseñar es cómo usar sus aplicaciones”, agregó la investigadora.

En la misma línea, el docente Manuel Becerra advirtió que “en las secundarias comunes está la materia de economía en tercer año, en donde se abordan varias de las inquietudes que se plantean en este curso. También está la orientación de economía de la administración que profundiza mucho más en el tema”. Para el docente, el problema es plantear “una propuesta que va a terminar siendo una serie de charlas de empresas, lo cual no es una propuesta pedagógica. Si los docentes no van a dar ni supervisar esa clase, van a estar los chicos en manos de personas que no son docentes”. Con este planteo, Becerra considera que se les da “a un grupo de actores privados la potestad de asumir qué es lo que necesitan los chicos. No sé si están pensando en lo que los adultos del mañana tienen que saber, sino en potenciales clientes o empleados”.

De aquí se desprende otra de las críticas centrales al proyecto, que es el modo en que se relega la actividad docente. La secretaria general de UTE, Angelica Graciano, indicó que el GCBA “va a tener que pedir autorización a las familias para estos espacios y para las pasantías, dado que no están a cargo de docentes”. Sin embargo, los voceros de la cartera educativa de CABA señalaron que eso no es necesario. Para Graciano se trata, en definitiva, de “una reforma descomunal del diseño curricular para eliminar toda perspectiva crítica de la escuela”. “Es la educación atendida por quienes se quieren adueñar de la cabeza de los jóvenes, que son los empresarios. Son señales claras para la formación de mano de obra precarizada”, afirmó.

El economista y docente José Castillo opinó en diálogo con Página/12 que “no está mal dar educación financiera, pero hay que pensar qué hay detrás en esta propuesta”. Según explicó, durante los últimos años la materia de economía, pensada desde una perspectiva histórica y de ciencia social, perdió terreno ante la idea del emprendedurismo. “Se ha reducido y en muchos casos desaparecido, y se reemplaza por esto otro, que es la lógica del emprendedor, que en realidad es fomentar el trabajo precarizado”, advirtió, y agregó que hay que leer la nueva propuesta “como una continuidad de la NES y la Secundaria del Futuro, en la misma línea de las famosas horas de trabajo en las empresas sin remuneración”.

Uno de los aspectos que más llamó la atención a las fuentes consultadas, fue la incorporación del tema de las criptomonedas. El legislador porteño del Frente de Todos Matías Barroetaveña afirmó que los jóvenes de entre 16 y 18 años componen “el público que más está creciendo dentro del mundo de las criptomonedas, con lo cual están apuntando al nicho de su negocio. Son actividades que no tienen nada que ver con lo productivo, es solo especulación”. En suma, los jóvenes son “las principales víctimas del sistema especulativo porque tienen muy difícil el acceso al sistema formal y terminan cayendo en prestamistas que les cobran tasas enormes”.

El docente Manuel Becerra, en tanto, apuntó que en un contexto en el que los jóvenes son el principal blanco de este mercado especulativo debe haber una formación crítica sobre las criptomonedas. “Todo lo que prometa a los chicos hacerse millonarios en tres días, les va a llamar la atención. El problema es que es mentira. Si vamos a mirar las criptomonedas veámoslo con detenimiento. Una de las cosas que se puede ver es la volatilidad tremenda. Un pibe que tiene medio peso, que está empezando a laburar en Rappi, por ejemplo, ¿da para que invierta en criptomonedas o es mejor que colabore en la casa? Tal vez pone sus ahorros en criptomonedas y los pierde. Me parece bastante absurdo y peligroso”, opinó.

La capacitación en inclusión financiera no necesariamente tiene que apuntar al mercado financiero o a la especulación. También se puede volcar, según explicó la profesora e investigadora de la UBA, Myriam Feldfeber, al “acceso a herramientas financieras para microemprendimientos productivos, a la economía popular o poniendo el foco en los sectores vulnerables, herramientas que colaboren con el desarrollo económico de los trabajadores, que no es lo que brindan estas empresas”.

“Existen resoluciones del Consejo Federal de Educación mediante las cuales se plantean contenidos que tienen que ver con el funcionamiento de la sociedad capitalista como formación histórica específica, con cómo desnaturalizar las relaciones sociales contemporáneas. Al estudiar la sociedad capitalista, obviamente vas a estudiar los aspectos financieros porque son centrales”, agregó la investigadora. Para ella la perspectiva del GCBA es otra: “están pensando en un sujeto que es el emprendedor de la especulación financiera, no en un ciudadano que se inserte en un modelo productivo en función de un modelo de país inclusivo, con trabajo y con derechos”.

El economista y docente José Castillo planteó algo similar en relación a cursos que brindaba el Banco Central o la Bolsa de Comercio de la CABA y que apuntaban a “la historia de la bolsa, temas que aportan a la cultura general e histórica. Esto es distinto porque la idea es enseñarles a invertir en lo financiero”. Visto desde esta perspectiva, a Barroetaveña le resultó “muy llamativo” que «no aparezca ni mencionado el Banco Ciudad, que es el banco local oficial y tiene cursos de introducción a los temas financieros desde hace muchos años”. 

Fuente: Juan Funes para www.pagina12.com.ar

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