jueves, marzo 28, 2024
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Los jóvenes siguen prefiriendo las carreras «blandas» y descartan las tecnológicas. Así surge de un relevamiento (parcial) entre 120 mil tests vocacionales. Pese a que el mercado laboral busca graduados en las áreas «duras», los estudiantes apuntan a otro lado. Una mirada más social.

La distinción no es nueva. Hace ya años se habla de carreras «blandas» y de carreras «duras». Las primeras se asocian a lo social o a lo artístico; las segundas a la tecnología, a los números. Se dice también que las primeras ya no son tan necesarias, que ya hay demasiados graduados en esas áreas y que se necesitan perfiles para las profesiones que surgieron de la mano de las computadoras y celulares.

Sin embargo, pasan los años y esa nueva necesidad no termina de materializarse. El interés de los jóvenes, sobre todo de aquellos sin orientaciones profesionales claras, tiende hacia las carreras de perfil social. Un nuevo relevamiento de la plataforma viaedu, que ofrece tests vocacionales online, lo demuestra: las primeras seis carreras que más salen forman parte del grupo de las «blandas».

De una muestra de más de 120 mil personas, en su mayoría jóvenes entre 18 y 24 años que hicieron el test entre julio de 2017 y diciembre de 2018, el primer lugar lo ocupa administración, que es muy genérica. Después sigue psicopedagogía, trabajo social, terapia ocupacional, abogacía y psicología.

Recién en séptima posición aparecen las tecnológicas, que nuclean las licenciaturas en sistemas y en informática, además de tecnicaturas y cursos en desarrollo y programación. Pero hay una particularidad: el 58% que muestra el perfil para esas especialidades manifiesta no tener interés en ellas. Lo mismo sucede con ingeniería en sistemas, que se encuentra en el decimoctavo puesto.

«El problema es aún más grave: no sólo no formamos perfiles que serán necesarios, sino que no fomentamos tampoco su interés y curiosidad para que al menos se pregunten si son buenas alternativas para ellos», planteó Julieta Beistegui, cofundadora de la plataforma.

Del mismo modo, agregó: «Un buen uso de la tecnología al momento de educar, puede mejorar la competencia en habilidades transversales, lo que permite conectar aprendizajes de distintas materias, e incrementar la autonomía de los alumnos en su propio aprendizaje».

Lo curioso es que los más jóvenes parecen incluso más reticentes a las carreras «duras». Ingeniería en sistemas, por ejemplo, ocupa el puesto 14 en generaciones más grandes, mientras que entre quienes recién salen del secundario está en la vigésima posición. «Es un caso desafortunado, considerando hacia donde se mueve el mundo del trabajo», dice el reporte.

Entre los 18 y los 24 años, los perfiles más habituales son otros. El boom de los últimos años sobre alimentación saludable y cuidado del cuerpo trasladó el interés hacia nutrición que, al momento de recomendarla, es muy bien recibida. Del mismo modo, producto de la difusión de la alta cocina en redes sociales y televisión, gastronomía gana lugar en las preferencias de los jóvenes. También son habituales vocaciones artísticas como música y canto.

Más allá de que las carreras «blandas» siguen por encima de las «duras», tampoco debe llamar la atención que los nuevos estudiantes se interesen por especialidades fuera de las tradicionales. Según las estadísticas de Interuniversidades.com, una red social universitaria, casi un 50% de los que ingresan a estudiar en las carreras tradicionales como abogacía, economía o arquitectura abandonan al año de cursarla.

«Su elección, muchas veces, no está inspirada a partir de las preferencias, sino por un mandato familiar o la creencia de que un título profesional de esas ramas garantizará un buen pasar económico», explicó su fundador, Alexis Genuth. «Esto explica también el importante crecimiento en nuestra plataforma en los últimos diez años de las carreras humanísticas, las técnicas en imagen y sonido, otras más especificas como enologia o salud para adultos», continuó.

Desde hace ya más de una década, el Gobierno implementa un plan llamado Nexos para articular la secundaria con el mundo universitario. También desde el año pasado las Becas Progresar priorizan en sus beneficios a las áreas de vacancia, entre ellas, las tecnológicas.

Pablo Domenichini, secretario nacional de políticas universitarias, señaló a Infobae«Buscamos aumentar la visibilidad de carreras tecnológicas que muchas veces los alumnos no conocían e incentivar a que las elijan. Queremos apoyar a los estudiantes no sólo en el momento de la elección de una carrera prioritaria para el desarrollo socio productivo del país, sino durante todo su desarrollo hasta el momento de la graduación».

Con algunos intentos vanos, ahora apuntan a estimular el interés desde chicos. En 2018, Argentina se convirtió en el primer país de América Latina en sumar la programación y la robótica como contenidos obligatorios desde el nivel inicial hasta el secundario. Resta ver su real aplicación en las provincias en los próximos años y si esa estrategia lleva finalmente a los jóvenes hacia las carreras tecnológicas.

Fuente: Maximiliano Fernández para www.infobae.com

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