Con pizarrones interactivos, aulas 360 que se arman y se desarman a medida, un espacio de coworking y una oferta educativa innovadora, se inauguró nuevo Centro Universitario de la Universidad Siglo 21 en el Complejo Al Río de Vicente López. Allí, el fundador de la casa de estudios cordobesa, Juan Carlos Rabbat, explicó que «la Universidad tiene 22 años. Tenemos 350 Centros distribuidos en todo el país. Nos parecía importante tener una plaza principal en Buenos Aires para poder llegar a las principales empresas de la región con nuestra oferta y con nuestra Escuela de Negocios», dijo en diálogo con LA NACION.
Este Centro ofrece todas las carreras de grado con cursado virtual y además se lanzan dos posgrados: «El camino hacia la transformación digital» y el «Programa en Tendencias Económicas y Financieras». Para 2018 habrá otros programas, como el Certificado en Prevención y Lavado de Activos», y el MBA Virtual.
Si bien la universidad es líder en la enseñanza online, «tenemos mucha oferta presencial», agrega Rabbat. «Va a ser un centro de extensión de las mejores prácticas que afectan a la competitividad de las empresas».
«En este centro no podemos dictar maestrías y doctorados por regulación, ya que Siglo 21 es una universidad de Córdoba y no puede dictar cursos presenciales acreditados aquí, pero sí diplomaturas, certificados, cursos diplomados con validez de la universidad y sobre eso vamos a hacer una larga oferta, desde Big Data, Fintech, Social media, y Coaching Organizacional entre otros».
Con respecto a la regulación, «es una antigüedad que todavía rige y que hay que respetar». Aunque se podría llegar a cambiar esta realidad haciendo un trámite que no deja de ser largo (hay que lograr la aprobación de todas las universidades del área donde la universidad de otra localidad se quiere instalar), «la realidad es que estaba pensada para un momento en el cual la educación universitaria tenía geografía. La educación online eliminó esas barreras», dice Rabbat.
El mundo de trabajo
El fundador de Siglo 21 dice que hay buenas y malas noticias con respecto al trabajo. «La buena es que la Argentina puede crecer, y mucho, puede generar empleo porque hay muchas oportunidades todavía y puede llegar a tasas de desempleo muy bajas en los próximos años. La mala es que el deterioro de nuestro sistema educativo, con un 30% de pobreza, va a hacer que sea muy difícil en el futuro cubrir los empleos de alta calificación que se van a necesitar. Junto con el crecimiento que pueda tener la Argentina hay que hacer una definitiva revolución en la educación», opina.
Mejorar en las pruebas PISA y la cantidad de días de clase, recuperar el mérito como valor educativo, integrar la educación pública y la privada «y no hacer guetos educativos, es parte de una agenda prioritaria. La escuela pública y la privada deben ser igualmente competitivas. No se puede tener una escuela de primera y una de segunda, pero para eso es necesario que los alumnos tengan los 200 días de clase reglamentarios, que los maestros y los profesores, y también que los planes de estudio, se modernicen para que sean atractivos para los alumnos y vinculados al sector productivo».
Con respecto a la resistencia al cambio, dijo que «es una característica en general de todas las sociedades y las culturas, pero se supera con racionalidad y con liderazgo.
Además, la rectora de la Universidad 21, María Belén Mendé, agregó que «se debe asumir la responsabilidad de cubrir las falencias con que llegan los chicos a la universidad. La Argentina tiene una tasa de egreso muy baja del secundario». En este sentido consideró que es prioritario contener a los alumnos que llegan a la universidad sin una vocación bien definida y también con conocimientos para reforzar.
Por otro lado, se refirió a los cambios por los que también están pasando las universidades. «Hay carreras del futuro, pero también hay carreras del presente que necesitan una reconversión. Sólo un ejemplo: abogados que entiendan de delitos cibernéticos».
Fuente: Paula Urien para www.lanacion.com.ar
