jueves, marzo 28, 2024
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Por más políticas públicas

2 - noticias“Queremos sentar las humanidades a la mesa de discusión de las políticas públicas y científicas, del proyecto de desarrollo nacional”, dice Graciela Morgade, decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, cargo que asumió en marzo pasado. En esta entrevista con Página/12, Morgade, especialista en educación, analiza la situación de la universidad y plantea los proyectos y desafíos de su gestión: mejorar la articulación interna de las nueve carreras que conforman la facultad, avanzar en la solución de los problemas edilicios, conseguir renta para los docentes ad honorem y reforzar la orientación vocacional y las tutorías para acompañar a los alumnos ingresantes y reducir los índices de deserción.

–¿Cuáles son los proyectos de la nueva gestión de Filosofía y Letras?

–Tenemos grandes metas, una de ellas es que la facultad hacia adentro y hacia afuera pueda tener una voz, o una articulación de sus diferentes carreras y sus diferentes dimensiones institucionales, mucho más alta de la que tiene en la actualidad. La facultad es una organización muy compleja por diferentes motivos. Uno de ellos tiene que ver con la hiperespecialización a la que llevaron las formas de organización del trabajo docente, otro la hipervaloración de la investigación, sobre todo a través de los programas de incentivos, y también alguna cultura institucional que a veces es individualista. Tenemos una facultad que es muy rica, que tiene muchísima producción y potencial, pero de alguna manera está desarticulada internamente. Muchas veces no se llega a conocer todo lo que se hace, ni siquiera en su interior.

–¿Es un problema de comunicación?

–Un tema de comunicación y también un tema de identificación, a nivel académico, de los ejes que nos atraviesan. Poder identificar que, más allá de las disciplinas que contiene la facultad, hay problemas y modos de mirar la realidad que nos son comunes, que son propios de las humanidades y las ciencias sociales. Hay una desarticulación que a mí, como decana, muchas veces se me presenta cuando tengo que introducir la facultad y termino por enumerar todo lo que hacemos acá adentro. Debemos encontrar colectivamente los ejes que nos nuclean a todas las carreras. Por otra parte, está la palabra pública que la facultad puede tener sobre muchos temas que hacen a la realidad del país y a las políticas públicas nacionales y latinoamericanas. Queremos poder sentar las humanidades a la mesa de discusión de las políticas públicas y científicas, del proyecto de desarrollo nacional.

–¿De qué otra manera se puede articular a la facultad con la sociedad?

–Otra cuestión importante es hacernos cargo, pero desde la UBA y con el conjunto de las universidades nacionales, de que la obligatoriedad del nivel secundario nos pone nuevos desafíos: nuevas formas de contención, de alojar a los estudiantes y de enseñanzas, para poder incrementar las posibilidades de acceso para una institución que tiene ingreso irrestricto y que no es arancelada. No obstante, sabemos que las oportunidades son más aprovechadas por los jóvenes que vienen con mejores condiciones de partida. Debemos acompañar las trayectorias de los jóvenes que entran pero no sólo mirar el CBC, sino también a la facultad. Queremos reforzar el trabajo con la orientación y la tutoría. Nosotros tenemos que abonar el derecho a la educación con políticas desde adentro de la universidad.

–El espacio político del que usted participa se opuso a la elección del rector de la UBA, Alberto Barbieri. ¿Cómo es la relación hoy con el rectorado?

–Nosotros nos asumimos como una minoría que es centralmente constructiva. Queremos que la UBA sea una universidad al servicio de la construcción del conocimiento relevante para la sociedad, de cara a ella en su conjunto y no a una parte de la sociedad que representa intereses particulares. Queremos que sea un espacio democrático, donde se puedan debatir los proyectos. Entonces, como minoría, acompañamos todos las iniciativas que van en esa dirección. Desde nuestra facultad tuvimos reuniones con el rector, planteamos nuestras necesidades, las deudas que la UBA tiene con nosotros, las líneas por donde queremos seguir avanzando. Creo que tuvimos buena escucha por parte del nuevo rector.

–¿Cúales son esas deudas pendientes?

–Por ejemplo, el proyecto de un edificio, que estaba en un cajón. El rector no solamente lo puso dentro de la línea de prioridades, sino que también nos estuvimos reuniendo por el tema, y se comprometió públicamente en la última sesión del Consejo Superior a impulsar la cuestión. Tenemos expectativas.

–¿Cuál es la situación de los docentes en Filo?

–En principio, terminamos de aplicar un programa para humanidades (ProHum) del Ministerio de Educación, que consistió en un aporte económico para ampliación de dedicaciones docentes. Ahora nuestra prioridad es conseguir rentas para los docentes ad honorem.

–Uno de los reclamos de los estudiantes hoy es la modificación del estatuto universitario y la democratización de la UBA. ¿Cuál es su posición?

–Pensamos que hay que revisar el estatuto de la UBA, pero no solo el tema de la representación, sino también el problema de cómo se eligen las autoridades. A mí misma, habiendo pasado por un proceso de votación, habiendo ganado las elecciones, me hubiese gustado tener más instancias de discusión, de presentación de mi proyecto de decana a la comunidad en su conjunto. Hay que buscar instancias en que se debatan proyectos. Creo que hay que cambiar la forma de elección de las autoridades, aunque no estoy de acuerdo con que sea “una persona, un voto”. Creo que los distintos claustros tienen diferentes historias y diferentes compromisos con la institución y también su peso tiene que estar ponderado.

Fuente: Laura Guarinoni para www.pagina12.com.ar

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